30 canciones (co)escritas por autores sorprendentes
John Lennon inspirando a David Bowie; Paul McCartney colaborando con Kanye West y Rihanna; Kevin Parker, Josh Homme y Beck trabajando en un disco de Lady Gaga; Bob Dylan componiendo para Gene Simmons, Bryan Adams para Kiss, U2 y Mark Knopfler para Tina Turner y el mismísimo Charles Manson para los Beach Boys… Los créditos de algunos temas incluyen en ocasiones nombres inesperados
Descartes de otras bandas, colaboraciones estelares o inverosímiles, concesiones para evitar demandas por plagio, fichajes a golpe de talonario en busca del éxito, artistas famosos bajo un pseudónimo o autores fantasma, el regalo de un amigo… El tema de la autoría de las canciones está repleto de historias curiosas y muchos ‘singles’ incluyen en la letra pequeña los nombres de grandes estrellas que, en algunas ocasiones, resultan inesperados por hacer música radicalmente diferente.
Si bien los mejores compositores de la historia, partiendo de la (en general, muy acertada) clasificación que en su día hizo la revista ‘Rolling Stone’, son Bob Dylan, Paul McCartney y John Lennon (seguidos de Chuck Berry, Smokey Robinson y el tándem Mick Jagger-Keith Richards, aunque la lista incluye otros nombres más contemporáneos como Kanye West, Radiohead, Jay Z y Taylor Swift, aparte de clásicos como David Bowie, Bob Marley, Stevie Wonder, Ray Davies, Lou Reed, Leonard Cohen, Bruce Springsteen y Neil Young), hay otros artistas como Sia y Pharrel Williams que en los últimos años se han consolidado como verdaderas máquinas de ‘fabricar’ éxitos para otros cantantes de primera fila del mundo del pop.
Porque parece ya evidente que la mayor parte de los ‘números uno’ de las últimas décadas no están escritos por los propios grupos o artistas en solitario, sino ayudados por otros, especialmente los conocidos como ‘equipos de compositores’, mientras que en el pasado era más habitual que una sola persona compusiera la música y la letra de las canciones que triunfaban en las listas de éxito, como es el caso de Lionel Richie, Diane Warren, Stevie Wonder, Paul McCartney, Michael Jackson, Prince y George Michael, que cuentan en su haber con el mayor número de temas escritos únicamente por ellos que se colocaron en lo más alto del Billboard de Estados Unidos.
«Vivimos en un momento en el que diría que el 90% de la gente no escribe sus propias canciones a causa de iTunes y de internet, porque los álbumes ya no tienen libretos y nadie mira quién escribe y arregla las canciones», se lamentó Noel Gallagher en una entrevista de la BBC. Y puso como ejemplo la vez que acudió a la gala de los premios Ivor Novello, y para la canción del año, que ganó Emeli Sandé con ‘Next to me’, subieron hasta ocho personas para recoger el galardón, cada uno leyendo un discurso. «Duraron más que la canción». Y lo que se preguntaba tras presenciar aquello era cómo ocho personas habían escrito una canción: «Supongo que dos se encargan del ritmo, dos de los acordes, dos de la letra, uno es el ‘topliner’…¿Y qué hacía Emeli Sandé mientras todo eso sucedía». La canción ‘Hold up’ de Beyoncé tiene hasta 15 nombres diferentes implicados en su creación.
En el caso de Sia, de la que siempre se deifica que escribió la letra de ‘Diamonds’, de Rihanna, en tan solo 14 minutos, cuenta en su haber con canciones para Beyoncé, Shakira, Christina Aguilera, Britney Spears, Katy Perry, Céline Dion y Kylie Minogue. Y en el mundo del pop y R&B no hay nadie más fiable que Pharrell Williams, autor de éxitos de Gwen Stefani (‘Hollaback girl’), Britney Spears (‘I’m a slave 4 U’), Nelly (‘Hot in herre’), Snoop Dogg (‘Drop it like it's hot’) y Justin Timberlake (‘Rock your body’), y parte muy activa en temas como ‘Happy’, ‘Blurred lines’ y ‘Get lucky’, como uno de los compositores y también como cantante.
Ellos son dos casos de artistas que alcanzaron la fama también por su propio trabajo, al igual que muchos cantantes que se han hecho aún más ricos componiendo para otros, como Kesha (Miley Cyrus, Ariana Grande…), Ryan Tedder, de One Republic (Beyoncé, Jennifer Lopez, Adele, Selena Gomez…), Ed Sheeran (Taylor Swift, One Direction, Rita Ora, Justin Bieber…), Bruno Mars (Justin Bieber, Cee Lo Green…) y Lady Gaga (Britney Spears, Adam Lambert, Jennifer Lopez…), aunque también existen otros que se mantienen más en el anonimato, como Tom Hull (Shakira, Rihanna, Lily Allen…), Jack Antonoff (Taylor Swift, Carly Rae Jepsen…), Joel Potts (George Ezra, James Bay, London Grammar…) y Gregg Alexander (Ronan Keating, Enrique Iglesias, Texas, Melanie C…).
Por no hablar de esos míticos ‘song doctors’ especialistas en conseguir que las canciones de rock fueran más accesibles para el gran público (más ‘mainstream’, por así decirlo), entre los que sobresalen Desmond Child, quien ha coescrito canciones de Aerosmith (‘Dude (Looks like a lady)’, ‘Crazy’…), Kiss (‘I was made for lovin’ you’), Alice Cooper (‘Poison’) y casi todos los éxitos que cosechó Bon Jovi en los 80 y 90 (‘You give love a bad name’, ‘Livin’ on a prayer’, ‘Bad medicine’, ‘Keep the faith’…), y que también ha trabajado para Ricky Martin (‘Livin’ la vida loca’ es obra suya), Katy Perry y Cher, y Jim Vallance, que hizo una de las mejores parejas de compositores junto a Bryan Adams y es coautor, por su cuenta, de temas de Aerosmith (‘Rag Doll’) y Scorpions (casi todos los del disco ‘Crazy world’).
Y es que no se trata ni mucho menos de algo novedoso, porque grandes artistas consiguieron décadas atrás una gran reputación por su contribución a la música de otras bandas, como Bryan Adams (Joe Cocker, Kiss, Mötley Crüe, Rod Stewart, Tina Turner…), Neil Diamond (‘I'm a believer’, de The Monkees, y ‘Red Red Wine’, de UB40, por ejemplo, son suyas) y Prince, que compatibilizaron con sus propios éxitos, y cantantes inmortales como Frank Sinatra, que apenas firmó algunas de sus canciones y siempre estuvo arropado por un gran equipo de escritores, como Charles Singleton, Eddie Snyder y Bart Howard, o Elton John, quien confió sus letras a su eterno colaborador Bernie Taupin.
También se ha dado el caso de ‘encargos’ que han acabado publicados por el propio creador, como cuando Bruce Springsteen decidió sacar ‘Hungry heart’, escrita originalmente para los Ramones; rumores sobre ‘hits’ compuestos por otros artistas, como que el ‘Gettin’ jiggy wit it’ de Will Smith era en realidad de Nas (desmentido por el supuesto ‘ghostwriter’); canciones que fueron escritas para otros, como ‘I don’t want to miss a thing’ (la publicó Aerosmith, pero era para Celine Dion) y ‘Toxic’ (de Britney Spears, pero pensada para Kylie Minogue); y autores que denuncian que los artistas se autoincluyen en los créditos de las canciones sin hacer ninguna aportación relevante simplemente para quedarse con parte de los ingresos.
Sea como fuere, letra o música, inspiración o buena elección, existen muchos factores que hacen que los créditos de algunas canciones sean casi tan largos como los de una película y que tengan una historia detrás digna, al menos, de ser contada.
‘Never learn not to love’ (1968), de Beach Boys
Versión original escrita por Charles Manson
Puestos a escribir sobre autores sorprendentes, es complicado superar esta historia. Antes de hacerse famoso por ser el líder de la secta que asesinó a la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses, y sus cuatro acompañantes en una mansión de Beverly Hills, Charles Manson hizo sus pinitos en la música de la mano de Dennis Wilson, miembro fundador y batería de The Beach Boys. Tras recoger a dos autoestopistas que resultaron ser Patricia Dianne Krenwinkel y Ella Jo Bailey, dos integrantes de la Familia Manson, y llevarlas a su mansión para hacer un trío, Wilson, quien después se marchó para grabar en el estudio, se encontró que al regresar había una persona, Charles Manson, que le estaba esperando en la entrada de su casa, mientras sus seguidoras celebraban una fiesta en el interior. Y quedó tan fascinado por ese tipo que actuaba como un mesías y que plasmaba sus locas ideas en canciones que inició una amistad con él e incluso intentó firmarlo como artista para su discográfica.
A raíz de su relación, le pidió que le escribiera una canción para su banda. El resultado fue ‘Cease to exist’, que Manson grabó en primer lugar, pero que Dennis incluyó posteriormente en el disco de los Beach Boys ‘20/20’ con el título ‘Never learn not to love’, con algunas ligeras modificaciones musicales y en la letra (cambió la frase «Cease to exist», «deja de existir», por «Cease to resist», «deja de resistirte»), y lo más importante, sin incluir a Charles Manson como coautor.
Algunas versiones dicen que Wilson llegó a ofrecer su mansión o su Rolls-Royce a cambio de la canción, pero parece que llegaron a algún tipo de acuerdo para no incluirlo en los créditos (una buena cantidad de dinero y una moto), aunque Manson llegó a amenazarle de muerte por cambiar la letra y falleció en la cárcel asegurando que el músico de los Beach Boys le había robado y que la canción era suya. Se da la circunstancia de que algunos críticos musicales prefirieron la versión de Manson, que apareció publicada en su disco ‘Lie: The Love and Terror Cult’, en 1970, es decir, dos años después de la de los Beach Boys.
‘Fame’ (1975), de David Bowie
Coescrita por John Lennon
‘Fame’ unió a dos genios de la música: David Bowie y John Lennon. Tras conocerse en una fiesta organizada por la actriz Elizabeth Taylor en 1974, el ‘duque blanco’ invitó al ya por entonces ex-Beatle a colaborar con él en las sesiones de grabación del álbum ‘Young americans’ en los estudios Electric Lady. De aquella colaboración nació ‘Fame’, que se convirtió en el primer número uno de Bowie en Estados Unidos. Lennon también toca la guitarra y hace los coros en el tema y, según Bowie, fue la verdadera inspiración.
‘All the young dudes’ (1972), de Mott the Hoople
Escrita por David Bowie
La leyenda cuenta que David Bowie regaló la canción ‘All the young dudes’ a Mott the Hoople para evitar la separación de la banda de glam-rock debido a su poco éxito comercial y tras una gira desastrosa por Estados Unidos en garitos de mala muerte. Pero lo mejor es que su primer ofrecimiento fue otro auténtico temazo, ‘Suffragette city’, y después también pudieron grabar ‘Drive in saturday’. Al final, se quedaron con ‘All the young dudes’, y acertaron, porque es una de las 500 mejores canciones de la historia según ‘Rolling Stone’ (figura en el puesto 245). La banda quedó fascinada por su estribillo tras escuchar una versión acústica tocada por Bowie, quien incluso se encargó de la producción del disco, titulado como la canción. El artista también grabó en 1972 el tema, aunque no lo publicó, en mono, hasta 1995 y en toda su gloria en el recopilatorio de 2014 ‘Nothing has changed’.
‘All day’ (2015), de Kanye West, y ‘FourFiveSeconds’ (2015), de Rihanna
Coescritas por Paul McCartney
Otro gran ex-Beatle, Paul McCartney, cuenta en su haber con diversas colaboraciones un tanto extrañas, desde cantar en un tema de The Bloody Beetroots a participar en canciones de Kanye West y de Rihanna. En el caso del rapero, su extraña alianza con el inglés dio como resultado ‘Only one’, dedicado a la hija de West, y ‘All day’. Sobre esta última, se daba la circunstancia de que la palabra ‘nigga’ se repite constantemente a lo largo de toda la canción (hasta 45 veces), a lo que McCartney contestó en entrevistas que él no tenía nada que ver con la letra, que solo contribuyó a la música, aunque en algún momento se sintió tentado de confesar, como broma, que también había sido cosa suya.
West también participa en ‘FourFiveSeconds’ de Rihanna, en la que McCartney toca la guitarra acústica, que lleva todo el peso en la canción (apenas suena también un órgano) y que hace que parezca totalmente un tema suyo y casi la antítesis de las producciones sobrecargadas que venían haciendo habitualmente el rapero y la cantante de Barbados. Sobre el proceso creativo con West, McCartney llegó a contar que mientras él se dedicaba a tocar acordes con la guitarra, el norteamericano miraba fotos de su, por entonces, mujer, Kim Kardashian, en el ordenador. «Pensé ‘¿alguna vez vamos a componer?’. Pero resulta que estaba escribiendo. Es su musa», reveló.
‘I wanna be your man’ (1963), de The Rolling Stones
Escrita por Lennon-McCartney
‘I wanna be your man’ cuenta con el honor de ser una canción escrita por John Lennon y Paul McCartney que ha sido grabada tanto por The Rolling Stones como por The Beatles y publicada con pocas semanas de diferencia en 1963. La versión de ‘Sus satánicas majestades’ apareció como un ‘single’ (el segundo que publicaba la banda en Reino Unido), pero no en ningún disco suyo, mientras que los de Liverpool sí la incluyeron en su segundo álbum, ‘With the Beatles’, cantada por Ringo Starr.
El hecho de que la publicaran los Rolling Stones se debe a que Lennon y McCartney acudieron a uno de sus ensayos, de la mano del mánager y productor Andrew Oldham, quien había trabajado en el pasado con Brian Epstein, representante histórico de los Beatles, y terminaron allí la canción y se la ofrecieron al tándem Jagger-Richards, que todavía no se había erigido como una de las mejores parejas de compositores de la historia, mientras que todo lo relacionado con el cuarteto de Liverpool en aquella época era una garantía de éxito.
‘Manic monday’ (1986), de The Bangles
Escrita por Christopher (Prince)
El primer éxito de The Bangles, ‘Manic monday’, tiene la firma de un tal Christopher, un pseudónimo que usó Prince basado en el nombre del personaje que interpretó en la película ‘Under the Cherry Moon’, una comedia musical que él mismo dirigió. El artista de Minneapolis entregó la canción a la banda porque le gustaba su música (aunque también se dice que fue una estrategia para conquistar a la cantante Susanna Hoffs) y, tras verles en concierto, les envió una cinta con dos canciones, una de ellas era ‘Manic monday’, que quería que grabaran. Aunque inicialmente estaba destinada a la banda Apollonia 6.
‘Nothing Compares 2 U’ (1990), de Sinead O’Connor
Escrita por Prince
El gran tema de Prince que triunfó en otro artista es ‘Nothing Compares 2 U’, de Sinead O’Connor. Sin embargo, el camino fue más enrevesado, ya que Prince la grabó en 1984, pero nunca llegó a publicarla en solitario. En su lugar, la cedió a una banda, The Family, que se convirtió en una de las primeras en firmar por su sello discográfico, Paisley Park Records, y se convirtió en su proyecto paralelo y componía casi todo el material. Finalmente la sacó en su disco homónimo en 1985, aunque no fue ni siquiera lanzada como sencillo y obtuvo poca repercusión.
No alcanzó la fama mundial hasta que Sinead O’Connor hizo una versión de ella, junto al productor Nellee Hooper, en 1990, con nuevos arreglos. Y el hecho de que triunfara en otra artista es algo que siempre enfadó a Prince y que contribuyó al odio mutuo que sentían entre sí O’Connor y él. Incluso, la irlandesa cuenta en sus memorias que sentía miedo del músico, especialmente tras un encuentro turbulento en su mansión de Hollywood, con guerra de almohadas incluida, del que acabó huyendo en mitad de la noche, y le llegó incluso de acusar de ser un maltratador.
‘Because the night’ (1978), de Patti Smith
Coescrita por Bruce Springsteen
El mayor éxito comercial de la carrera de Patti Smith se lo debe a Bruce Springsteen. El ‘Boss’ compuso inicialmente ‘Because the night’ para su disco ‘Darkness on the edge of town’ (1978), pero se quedó fuera porque no encajaba con su temática y por sus dificultades para terminarla: tenía la música y el estribillo. Su propia versión no la grabó hasta el recopilatorio ‘The Promise’, ya en 2010, con canciones inéditas de las sesiones de ‘Darkness on the Edge of Town’, aunque la ha interpretado en varias ocasiones en directo con diferente letra, reconociendo que «no la podría haber terminado tan bien como lo hizo ella».
La leyenda del punk fue convencida de escribir los versos que faltaban y grabar la canción por su productor Jimmy Lovine, que también estaba trabajando con Springsteen. En aquella época, Patti tenía un romance con Fred ‘Sonic’ Smith, de la banda MC5, de quien le separaba una gran distancia (ella vivía en Nueva York y él en Michigan) y solo hablaban por teléfono una vez a la semana y por la noche, al ser la tarifa más económica. Y mientras esperaba un día una de esas llamadas nocturnas, decidió escuchar la maqueta de Springsteen y terminar de escribir la letra, lo que se tradujo en ese «Love is a ring, the telephone», que encajaba con el mítico estribillo de «Because the night belongs to lovers / Because the night belongs to lust».
‘Alabama song’ (Whiskey bar) (1967), de The Doors
Coescrita por Bertolt Brecht
El hecho de que The Doors decidiera hacer una versión de ‘Alabama song’, un poema para beber («Show me the way to the next whiskey bar») escrito por el dramaturgo alemán Bertolt Brecht (al que le puso música Kurt Weill para la ópera ‘Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny’, de 1927) es cuanto menos un movimiento curioso. La idea fue del teclista Ray Manzarek, que le da ese toque circense a la música, y la incluyeron, con el nombre de ‘Alabama song (Whisky bar)’ y algunos cambios en la letra en su disco homónimo de debut, justo delante de ‘Light my fire’. Existen también versiones posteriores de David Bowie, Nina Simone, Marilyn Manson y otros muchos artistas.
‘War machine’ (1982), de Kiss
Coescrita por Bryan Adams
Bryan Adams, antes de convertirse en una estrella mundial, y su colaborador habitual Jim Vallance, recibieron una llamada de Kiss para que participaran en la composición de canciones para el disco ‘Creatures of the night’ (1982), y no pudieron rechazar la oferta. Una de ellas era ‘War machine’, de la que Gene Simmons solo tenía un riff de guitarra, así que tras un encuentro con ellos, Adams y Vallance acabaron de darle forma en Canadá. Otro tema hecho por la pareja, ‘Rock and roll hell’ también acabó en el disco, después de aparecer en 1979 en el álbum ‘Rock n’ Roll Nights’ de Bachman-Turner Overdrive, aunque Adams prefiere la versión de Kiss.
‘Waiting for the morning light’ (2004), de Gene Simmons
Coescrita por Bob Dylan
Pero aún más extraña fue la colaboración entre Gene Simmons y Bob Dylan en ‘Waiting for the morning light’. Aunque la canción fue escrita en 1991, tras un encuentro de un día en Los Ángeles de los dos, no salió publicada hasta 2004 en el segundo disco en solitario del bajista de Kiss, ‘Asshole’. Según Simmons, las colaboraciones con músicos como Bryan Adams, Michael Bolton o Van Halen parten de su deseo de romper las ideas preconcebidas y los estereotipos que la gente pudiera tener sobre Kiss, y en buena medida porque se atrevió a llamar al representante de Robert Allen Zimmerman, en una época en la que todo el mundo quería componer con él, y tuvo la suerte de que el Nobel de Literatura dijo que sí.
Sin embargo, en el caso de esta extraña alianza sí que cumple las expectativas, porque la canción es más bien un desastre, o incluso un paso más allá, la presencia de Dylan en el producto final es cuanto menos dudosa. Simmons, o «Mr. Kiss», como le llamaba el cantautor, siempre ha contado que durante el encuentro, su compañero básicamente sugirió unos cuantos acordes de guitarra sobre los que él acabó escribiendo la letra ante la negativa del artista de Minnesota a hacerlo. Y luego está aquella leyenda de que Dylan, en la época en la que se pintaba la cara de blanco, se inspiró en Kiss, y no en el teatro kabuki, tras acudir a un concierto suyo en Queens. Pero eso parece que al final es más ficción que realidad.
‘Paul Revere’ (1986), de Beastie Boys
Coescrita por Joseph Simmons y Darryl McDaniels (Run-DMC)
Resulta curioso que una canción en la que se cuenta la historia ficticia de cómo los Beastie Boys llegaron a conocerse, esté en parte escrita por dos de los componentes de Run-DMC, otra de las bandas de hip hop fundamentales de la década de los 80. Tanto Joseph Simmons como Darryl McDaniels, miembros fundadores, aparecen en los créditos, además del productor Rick Rubin y Adam Horovitz.
‘Hold up’ (2016), de Beyoncé
Coescrita por Ezra Koenig (Vampire Weekend) y Father John Misty
La inclusión de Ezra Koenig en los créditos de la canción ‘Hold up’ de Beyoncé se debe a un tuit. El tema utiliza una línea de ‘Maps’, de Yeah Yeah Yeahs, pero en lugar de lo que aparece en el estribillo original, el «Wait, they don't love you like I love you», Beyoncé lo cambia a «Hold up, they don't love you like I love you», algo que escribió Koenig en Twitter en octubre de 2011. La explicación es que, trabajando en una canción junto al productor Diplo, Koenig usó la letra de ese tuit, y líneas nuevas basadas en él, para componer una canción para un disco de Vampire Weekend, pero al final le convencieron para convertirlo en un tema de Beyoncé. «Las canciones se convierten en tuit, y los tuits se convierten en canciones. Así funciona el mundo», tuiteó Koenig en 2016 para explicar el proceso creativo del tema. Otro ilustre compositor, Father John Misty, también aparece en los extensísimos créditos, con hasta 15 nombres. Por otro lado, otro de los fundadores de Vampire Weekend, Rostam Batmanglij, aunque desde hace unos años ya no forma parte de la banda, también ha colaborado con artistas del pop, como por ejemplo en la canción ‘Warm blood’, de Carly Rae Jepsen.
‘Respect’ (1967), de Aretha Franklin
Escrita por Otis Redding
Lo que con el paso de los años se convirtió en un himno feminista, ‘Respect’, fue originalmente una canción de soul de Otis Redding. Antes de que Aretha Franklin elevara el tema a los altares en 1967, Reading ya lo había grabado en 1965, con diferente instrumentación, pero en esencia igual. La decisión de hacer una versión de la canción fue también en parte del productor del primer disco de Franklin, Jerry Wexler, a la hora de elegir el repertorio. Y se convirtió en todo un himno combativo por la fuerza de que sonara de la boca de una mujer afroamericana, y su manera enérgica de cantarlo, aquello de que «todo lo que pido es respeto», una frase que ya aparecía en la original, pero a la que le cambiaba totalmente el sentido (la historia que contaba Redding era la de un hombre que se pasaba el día trabajando y que al regresar a casa le reclamaba respeto a su esposa).
Franklin añadió alguno de los detalles que han hecho a la canción famosa, como el deletreo «R-E-S-P-E-C-T», los coros y la línea «sock it to me», aparte de incluir un solo de saxofón como puente, basado en los acordes de la canción ‘When something is wrong with my baby’ de Sam and Dave. Redding asumió años después que la versión de Franklin era superior y así lo reconoció al presentarla en un concierto en Monterey en 1967 (murió solo seis meses después en un accidente de avión): «La próxima es una canción que una chica me robó». Pero eso sí, el dinero por todas las veces que sonó en las emisoras de radio se lo llevaron sus herederos, al figurar Redding como único autor del tema.
‘Perfect illusion’, ‘Diamond heart’ y ‘Dancin’ in circles’ (2016), de Lady Gaga
Coescritas por Kevin Parker, Josh Homme y Beck
La colaboración entre Kevin Parker y Lady Gaga surgió a través de Mark Ronson, encargado de producir el quinto disco de la artista, ‘Joanne’, quien le preguntó si quería participar en él. Así, Lady Gaga se convirtió en la primera persona con la que Parker ha escrito la letra de una canción. Pero no es la única estrella que forma parte de ‘Joanne’, ya que el líder de Queens of the Stone Age, Josh Homme, también aporta su granito de arena en dos de las canciones del disco, ‘Diamond Heart’ y ‘John Wayne’ en la parte creativa, además de tocar en un total de cinco, principalmente la guitarra, pero también la batería. El trío estelar lo completa Beck, quien participa en ‘Dancin’ in circles’, fundamentalmente por ser uno de los ídolos musicales de Lady Gaga, y que da como resultado una letra que es toda una oda a la masturbación.
‘Justify my love’ (1990), de Madonna
Escrita por Lenny Kravitz
Una de las letras con mayor contenido sexual de Madonna, y vídeo más explícito, ‘Justify my love’, estaba escrita por el músico y actor Lenny Kravitz, cuando empezaba a ganar fama a principios de los 90, además de Ingrid Chavez (la canción, o al menos eso reclamó, era originalmente suya y solo a través de un acuerdo judicial acabó apareciendo en los créditos). Kravitz pensó que sonaría mejor en la voz de Madonna que en un disco suyo, a pesar de que no era un tema del todo que se ajustara a la música que hacía en aquella época ni de las canciones que alcanzaban el número uno (la mayoría de la letra es susurrada), pero aun así lo consiguió.
‘Bedtime story’ (1994), de Madonna
Coescrita por Björk
Madonna estaba en racha, y la siguiente colaboradora sorprendente que decidió contratar fue Björk, para acercar su música más a la electrónica. Era 1994, y la islandesa ya había debutado como solista (su primer disco, de hecho, se tituló ‘Debut’) y recibido sus primeros premios de la industria. La canción resultó ser un tema poco convencional, con un estribillo en el que Madonna repetía «Let's get unconscious» («Perdamos el conocimiento»), porque eran las palabras que Björk quería escuchar de la boca de Madonna.
‘Gravity’ (2004), de Embrace
Escrita por Guy Berryman, Jonny Buckland, Will Champion y Chris Martin (Coldplay)
El mayor éxito en la carrera del grupo británico Embrace resultó ser una canción escrita por Coldplay, en la época más creativa de la banda inglesa, la de ‘A rush of blood to the head’. Embrace publicó por primera vez ‘Gravity’ en el disco ‘Out of nothing’, en 2004, ante la insistencia de Chris Martin de que la incluyeran porque sonaba mucho a ellos, más que a Coldplay. Y aunque en principio solo iba a ser una canción de relleno, decidieron lanzarla como primer ‘single’, lo que al final resultó ser el impulso que necesitaba la banda para volver al estrellato, puesto que el disco se colocó directo en el número uno en el Reino Unido en buena medida por aquel regalo de Martin.
Todo ello después de unos años de dificultades (fueron despedidos por su discográfica) y dudas pese que en sus inicios apuntaban a ser uno de los sucesores de Oasis (también es un grupo con dos hermanos en su seno, Danny y Richard McNamara), aunque por sonido eran más similares a The Verve, pero aparecieron en un momento en el que se vieron arrastrados por el ocaso del britpop. Coldplay decidió sacar la versión original de la canción, más en la línea de una balada lenta a piano, que ya había tocado en alguna ocasión en directo, como cara B del ‘single’ ‘Talk’ un año después.
‘Wake me up’ (2013), de Avicii
Coescrita por Mike Einziger (Incubus)
La canción más famosa de Avicci, con más de 1.300 millones de reproducciones en Spotify y que alcanzó el número uno en numerosos países de todo el mundo, cuenta entre sus autores con Mike Einziger, guitarrista de la banda de nu-metal Incubus, y que toca la acústica en el tema (ya demostró en una canción como ‘Drive’ que se le daba bien). En una entrevista a la NME, Einziger reconoció que la conexión con Avicci a la hora de componer el tema fue totalmente «inesperada», y que quería introducir un toque folk como punto de referencia, además de que se pudiera tocar en vivo, como así se ha hecho en varias ocasiones.
‘Soaked' (2009), de Adam Lambert
Escrita por Matt Bellamy (Muse)
Antes de que Adam Lambert se convirtiera en el vocalista de Queen, cuando solo era otro concursante más salido de un ‘talent show’ (en su caso, ‘American Idol’), en su primer álbum incluyó una canción que estaba destinada a aparecer en el ‘Black holes and revelations’ de Muse, pero que Matt Bellamy decidió no publicar (aunque existe versión grabada por la banda). Lo cierto es que la canción de Lambert suena totalmente a Muse, con parecidos razonables a ‘United States of Eurasia’ y, por tanto, también a Queen. Quién sabe si Brian May descubrió el potencial de Lambert como futuro cantante gracias a canciones como esta.
Otro de los grandes compositores que participaron en el debut de Lambert (la lista también incluye a Lady Gaga y Pink) fue Rivers Cuomo, de Weezer. Al igual que con Muse, ‘Pick U up’ se trata de un descarte de la banda californiana para su álbum ‘Raditude’, al considerar que no encajaba en él por su eclecticismo sonoro (suena a Donna Summer, ABBA y hasta Rammstein, o eso al menos dice Cuomo). Así que decidió que acabara en el disco de Lambert, del que consideraba que tenía una voz impresionante después de verlo en acción.
‘Mama I’m coming home’ (1991), de Ozzy Osbourne
Coescrita por Lemmy Kilmister
Dentro del rock, uno de sus iconos, Lemmy Kilmister, de Mötorhead, escribió la letra de varias canciones durante la década de los 90 de otra leyenda, Ozzy Osbourne. De entre todas destaca la balada ‘Mama I’m coming home’, con la que Lemmy siempre bromeaba que había obtenido más dinero de los ‘royalties’ que de toda la discografía de su banda.
‘Walls’ (2020), de Louis Tomlison
Coescrita por Noel Gallagher
‘Walls’ es el ‘single’ que da nombre al debut en solitario de Louis Tomlison, tras su paso por One Direction, y que cuenta con la curiosidad de que uno de los compositores que aparecen acreditados es Noel Gallagher, al contener elementos de hasta tres canciones de Oasis, ‘Cast no shadow’, ‘Stop crying your heart out’ y ‘Acquiesce’ (el estribillo es clavado), para evitar así cualquier demanda por plagio. Eso sí, el cantante duda de que Noel haya siquiera escuchado el tema, además de estar sorprendido de que el músico de Mánchester diera el visto a bueno a ser incluido como coautor, después de que en declaraciones a la prensa en el pasado le hubiera llamado «chupapollas». Pero el dinero es el dinero.
'Feel good time' (2003), de Pink
Coescrita por Beck
‘Feel good time’ era una canción de Beck, escrita junto a William Orbit y destinada para un álbum en solitario del productor, con un sonido sacado directamente del disco ‘Midnite vultures’. Sin embargo, finalmente salió publicada dentro de la banda sonora de la segunda parte de ‘Los Ángeles de Charlie’, con la voz de Pink, ante la negativa de Beck a participar en un ‘blockbuster’, encima realmente malo, de Hollywood.
Trouble (2003), de Pink
Coescrita por Tim Armstrong (Rancid)
Ese mismo año, Pink publicó su tercer disco de estudio, ‘Try this’, en el que contó con la colaboración de Tim Armstrong, cantante de la banda de punk Rancid, para coescribir la mayoría de las canciones y acercar su sonido al rock. ‘Trouble’ es probablemente la más conocida e inicialmente fue escrita por Armstrong para un disco de su grupo, pero al final decidieron no usarla, y Pink hizo su propia versión. La participación de Armstrong causó polémica entre los fans más ‘hardcore’ de Rancid, que ya habían mostrado su desacuerdo tras la firma de la banda por una multinacional ese mismo año.
‘Cardigan’ (2020), de Taylor Swift
Coescrita por Aaron Dessner (The National)
Aaron Dessner, famoso sobre todo por ser miembro de The National y fundar Big Red Machine junto a Justin Vernon, es el guía espiritual detrás del disco ‘Folklore’ de Taylor Swift, lanzado por sorpresa (fue anunciado solo pocas horas antes de ver la luz) y en el que la artista se introduce de lleno en el indie folk. Es el coautor o productor de once de las canciones, entre las que destaca ‘Cardigan’, el primer sencillo que se dio a conocer del viraje musical de Swift, y su presencia es perceptible a lo largo de todo el disco, especialmente por los sonidos de piano y arreglos musicales.
‘Cardigan’ fue la primera canción que escribieron juntos. Sobre el proceso de composición, Dessner confesó en un reportaje en la revista ‘Vulture’ que le preguntó a Swift antes de empezar si estaba interesada en algún tipo de sonido especial para el disco. Y ella literalmente le respondió que le enviara «cualquier cosa», incluso «lo más extraño que hayas hecho en tu vida». Así que le mandó un archivo y pocas horas después ya tenía escrita la letra de la canción, que se ajustaba perfectamente al sonido: «Cuando me sentí como un viejo cárdigan, olvidado debajo de la cama de alguien, tú me vestiste y decidiste que era tu favorito».
‘Golden Eye’ (1995), de Tina Turner
Escrita por Bono y The Edge (U2)
Para muchos, ‘Golden Eye’ es una película, canción y videojuego míticos. Supuso el estreno de Pierce Brosnan en el el papel de James Bond y, en lo que respecta al aspecto musical, el tema principal de los títulos de crédito está interpretado por Tina Turner, a lo Shirley Bassey, y con toda certeza figura en el ‘top 5’ de los mejores de toda la saga. Sin embargo, lo curioso es que los compositores son Bono y The Edge, de U2, con la producción de Nellee Hooper, uno de los gurús de la electrónica en la década de los 90.
Cuando los dos irlandeses se enteraron de que Turner, en aquella época vecina de ellos en el sur de Francia, iba a ser la encargada de cantar el tema principal de la banda sonora, ofrecieron sus servicios y, por supuesto, obtuvieron el encargo. Ese mismo año, 1995, U2 también publicó el tema principal de ‘Batman forever’, aquel maravilloso ‘Hold me, thrill me, kiss me, kill me’, que también fue un éxito en las listas de ventas.
‘Private dancer’ (1984), de Tina Turner
Escrita por Mark Knopfler
Otro autor sorprendente de una canción de Tina Turner es Mark Knopfler, quien escribió ‘Private dancer’, destinada para un disco de Dire Straits, pero que acabó regrabando la norteamericana junto a varios miembros de la propia banda, pero con Jeff Beck a la guitarra. El motivo era que Knopfler consideró que, por la letra, quedaría mejor con una voz femenina. También aseguró que Beck arruinó el tema con «el segundo peor solo de guitarra de la historia». Suponemos que eso de «segundo peor» lo dijo porque es todavía más hiriente.
Y DE BIS
’Ain't it better like this’ (2001), de Mónica Naranjo
Escrita por Gregg Alexander
A principios de 2000 no había un compositor más solicitado en el mundo del pop que Gregg Alexander, quien alcanzó la fama como cantante del grupo New Radicals, pero que desde hace años se dedica a crear canciones pegadizas para todo tipo de artistas, desde Rod Stewart, Sophie Ellis-Bextor, Ronan Keating y Santana hasta Enrique Iglesias y Mónica Naranjo. Para esta última escribió ‘Ain't it better like this’, que aparece en su disco ‘Chicas malas’, en el que la multinacional Sony invirtió uno de los mayores presupuestos para un disco de un artista español, por obra y gracia del jefe del sello, Tommy Mottola, que quería dar a conocer a Naranjo en el mercado internacional y puso a su disposición productores y compositores de la talla de Alexander, con lanzamiento incluido de una versión en inglés. Sin embargo, Mottola abandonó la discográfica a los pocos meses y el proyecto se quedó a medio camino, con mejores resultados en España que fuera de nuestras fronteras.