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Rufus T. Firefly: «Si la gente espera otro 'Río Wolf', a lo mejor se ha equivocado de grupo»

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La banda de Aranjuez, tras su paso por Murcia, apura las últimas fechas de su gira 'Magnolia/Loto' antes de un parón indefinido e iniciar la preparación de un nuevo álbum, del que aseguran que será «diferente», porque no quieren repetirse


MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ y ÁLVARO RABADÁN

«Gracias Murcia, contigo empezó todo». Bien podría ser la frase para resumir el paso de Rufus T. Firefly por la Sala REM con motivo del festival Microsonidos, dentro de su gira ‘Magnolia/Loto’, que finalizará a lo grande en el mes de abril con sendos conciertos en Barcelona y Madrid. La banda de Aranjuez desplegó toda la psicodelia de las canciones de sus dos últimos álbumes y volvió a demostrar que sigue creciendo a pasos agigantados al mismo ritmo que el público que acude a sus ‘shows’ (la sala estaba abarrotada), con un sonido y una energía apabullante sobre el escenario y unas luces que invitan a unirse a la experiencia extrasensorial.

Rufus T. Firefly inició su etapa más brillante con un concierto en la Sala Musik, en marzo de 2017, para la presentación de ‘Magnolia’, un LP que se publicó durante el mes de enero de ese año. Aquel día fueron pocos los que tuvieron la suerte de escuchar en directo las canciones de un disco que con el paso del tiempo se ha confirmado como uno de los mejores del rock alternativo nacional de la última década, y al que el año pasado se unió una segunda parte, ‘Loto’, con el que forma «una obra completa», aunque no se tratara de algo previamente planificado. «La verdad es que cuando publicamos ‘Magnolia’ eran las canciones que teníamos en ese momento. No sabíamos lo que iba a pasar después. Pensábamos que íbamos a hacer 5 o 10 conciertos al año y ya está, que es lo que había sucedido con otros discos. Entonces, de repente, las canciones conectaron con la gente, empezaron a salir más conciertos y cada vez venía más gente a vernos, lo que a su vez nos hacía estar más activos y ensayar más. Y de todos esos ensayos e improvisaciones salieron las canciones de ‘Loto’. Todo ha ido surgiendo sobre la marcha de una forma bastante natural», reconoce Víctor Cabezuelo –voz, guitarra, teclados y 'alma mater' de la banda junto a Julia Martín-Maestro (batería)–, minutos antes de su concierto en Murcia.

En resumen, se trata de una obra compuesta por dos partes diferentes. Así, ‘Magnolia’ es un disco que la banda trabajó durante mucho tiempo y que, según el cantante, quedó «muy redondo» en su conjunto, «quizás demasiado» para lo que querían expresar. Por este motivo, asegura que necesitaban «dejarse llevar» más por las canciones, que hubiera una especie de «caos creativo». Y todo eso está presente en ‘Loto’, un disco que se compuso en menos tiempo y que es «mucho más libre», pero juega con la misma esencia de ‘Magnolia’. «Todo parte de una misma idea, solo que se ha trabajado de maneras diferentes. Me gusta creer que es un mismo disco y que las canciones se pueden alternar, que es lo que hacemos en los conciertos, sin que puedas llegar a creer que una es de un álbum o del otro», explica.

«Es como cuando escuchas el ‘Mellon collie and the infinite sadness’ de los Smashing Pumpkins –el tercer LP de la banda de Chicago que era un doble CD–. Un disco sin el otro no es nada, pero sí que es verdad que hay momentos en los que te apetece escuchar más una parte que otra. Con ‘Magnolia’ y ‘Loto’ sucede lo mismo. Cada disco tiene la esencia de un momento específico que para nosotros significa mucho», añade Julia.

Ambos trabajos contienen numerosísimas referencias a los Beatles, «unas muy evidentes y otras más ocultas», pero ‘Loto’ incluye por primera vez una versión de una de las canciones más míticas del cuarteto de Liverpool, ‘Lucy in the sky with diamonds’, que la banda ya había interpretado, o intentado (en su concierto en el Rockola Summer Club de La Azohía se quedó fuera del 'setlist' por problemas con el teclado), en alguna ocasión durante la gira de ‘Magnolia’. «Queríamos hacer un homenaje y esta canción tenía mucho que ver con la música que estamos haciendo ahora», argumenta Víctor, declarado fan de los Beatles… y de Radiohead.



La banda, ahora que parece vivir un idilio con el público, anuncia que cuando finalice la gira –en la que quiere «despedirse» de las 18 canciones de 'Magnolia' y 'Loto'– y se tome un descanso volverá a encerrarse en el estudio para emprender un «nuevo camino», algo así como el cambio que supuso ‘Kid A’, un álbum totalmente minimalista, experimental y con más electrónica que guitarras, en la trayectoria de la banda de Thom Yorke tras su consagración a nivel mundial con ‘OK Computer’.

«Si nos quedara un ‘Kid B’, eso sería increíble», bromea el cantante, quien asegura que todavía desconoce «por dónde irá el nuevo álbum» porque no se han parado a pensarlo, y no lo harán hasta que cierren esta etapa de ‘Magnolia’ y ‘Loto’. «No sé si será mejor o peor, y tampoco me importa. Pero lo que sí sé es que será diferente, una nueva historia. Si algo tengo claro es que no nos gusta repetirnos», recalca.

En este sentido, Julia agrega que la necesidad de «hacer algo diferente» a nivel artístico es muy importante y de sentir que no se utiliza todo el tiempo «las mismas herramientas», sino que se aprenden otras nuevas. «Eso nos hace a nosotros crecer y llegar a los discos que hemos grabado. Haremos algo diferente, pero con la esencia de lo que siempre ha sido Rufus», promete.



La realidad es que a la banda de Aranjuez le gusta siempre romper con lo anterior. Según relata Víctor, si ‘Conjunto vacío’ era un álbum «muy de guitarras», ‘Grunge’ se centraba en los teclados y «en estructuras muy diferentes», ‘Nueve’ no tenía tampoco nada que ver, mientras que ‘Magnolia’ «era otra historia». El factor sorpresa debe jugar un papel esencial en la música y Rufus T. Firefly, como siempre ha hecho a lo largo de su discografía, tomará de nuevo el camino de seguir experimentando. «A mí me flipa un grupo que de repente saca un disco que no me esperaba para nada. Con un sonido que para mí es nuevo y que cambie mi concepción de la música. Quiero generar esa misma sensación en el público. Si la gente espera que volvamos a hacer una canción como 'Río Wolf', pues a lo mejor se ha equivocado de grupo. Las personas que nos siguen quieren que les sorprendamos de alguna manera», reflexiona.

Incluso, la banda no descarta en el futuro dejar fuera del ‘setlist’ este tema, con el que cierran todos sus conciertos. «Cuando compones y haces canciones nuevas es como que tienes unas ganas inmensas de tocarlas en directo. Y cuando llevas mucho tiempo tocando lo mismo, te apetece probar cosas nuevas. Estamos en ese punto, pero eso no significa que no queramos tocar los temas de ‘Magnolia’ y ‘Loto’ más adelante, sino que cada cosa tiene su momento y volveremos a interpretarlos cuando queramos y lo necesitemos», expone Julia.

Lo que no sabías de Julia y Víctor

Aprovechando la ocasión de charlar con los dos miembros fundadores de Rufus T. Firefly que siguen en el grupo, les propusimos que se preguntaran alguna curiosidad que sus fans no conozcan de ellos.

–Víctor: ¿Cuáles son tus referencias y estilos predominantes a la hora de afrontar la batería?

–Julia: En realidad no tengo un estilo con el cual parta para hacer todo lo que hago. Pero sí que es verdad que al final tiendes a utilizar los mismos patrones con los que empezaste. Eso sí que lo hago mucho. Siempre intento tener como referencias a los grupos que me gustan e improviso encima, y si me salen cosas nuevas, pues las cojo.

–Víctor: ¿Pero dónde pondrías un poco tu base?

–Julia: Mi base es Art Blakey –un batería norteamericano de jazz que falleció en 1990–, pero no tiene nada que ver con lo que hago. Pero si de repente me apetece tocar algo nuevo y de ahí sacar una improvisación totalmente espontánea. Sí, Art Blakey.

Una de las particularidades de la banda es que la batería se ubica en la parte de delante del escenario, a un lado, en lugar de escondida por atrás. «Es algo pensado para que se nos vea a toda la banda igual y también por temas de sonido. Cuando estás detrás, hay veces que todo se acaba metiendo por el micro del cantante», explica Julia. «Es tal y como nos colocamos cuando ensayamos. Así estamos más cómodos. Nos sentimos en el escenario como en el local de ensayo», apunta Víctor.

En cuanto al vocalista y multiinstrumentista, que es diplomado en Óptica y Optometría, la revelación fue de lo más curiosa.

–Julia: ¿Qué fue lo que te pasó la última vez que tomaste café?

–Víctor: La última vez que me tomé un café fue como hace 15 años, en unas prácticas de Óptica Física. Estaba muy cansado y tenía como cuatro horas de prácticas por delante. Entonces pensé, nunca me había tomado un café, pero voy a tomarme uno que es lo que gente hace para despertarse. Me lo bebí, empecé las prácticas y comencé a temblar. Me puse muy nervioso y me dieron taquicardias, y seguía teniendo muchísimo sueño, no me lo quitó para nada. Y no podía coger el rayo luminoso, que es algo para lo que necesitas un buen pulso. Así que suspendí la práctica y además casi me duermo. No sirvió para nada. No he vuelto a tomar café.