Todo lo que debes ver y escuchar de Josh Homme
Líder de QOTSA, guitarrista de Kyuss, batería de Eagles of Death Metal, cantante de Them Crooked Vultures, productor de Arctic Monkeys, coautor de canciones de Iggy Pop y Lady Gaga y creador de las Desert Sessions, el norteamericano se ha convertido por méritos propios en uno de los músicos más influyentes del siglo XXI
Guitarrista, cantante, batería, compositor, productor, locutor de radio, actor y un tío muy alto. Pero ante todo, Joshua Michael Homme III (1973, California), más conocido como Josh o Joshua Homme, es uno de los músicos más influyentes desde la década de los 90, pero especialmente durante el siglo XXI. Su trayectoria arrancó con Kyuss (aunque ya antes dio sus primeros pasos, con solo 12 años, en Autocracy), encontró su punto álgido en Queens of the Stone Age y se expandió con Eagles of Death Metal y Them Crooked Vultures, además de como guitarrista, vocalista y productor en numerosos proyectos, entre los que destaca su colaboración en el último álbum –y primero relevante en mucho tiempo– de Iggy Pop, la banda sonora de ‘In the fade’, película que ganó el Globo de Oro a la Mejor Película de Habla no Inglesa en 2017, y el disco grabado junto a Arctic Monkeys que significó la madurez creativa de la banda británica.
Entremedias, muchas giras, su boda y divorcio (tras 12 años) con la cantante Brody Dalle (The Distillers y Spinnerette), con la que tiene tres hijos; algunas polémicas, como el mítico «this is my fucking stage» tras echar de un empujón a un fan que se subió al escenario durante un concierto de QOTSA en 2003 y aquellos «let them in!» y «Jump the fuckin fence!» en el Mad Cool de 2018 con el que obligó al personal de seguridad a dejar que los seguidores accedieran a una de las zonas VIP que permanecía desangelada (al año siguiente desaparecieron); numerosos cambios de formación; un episodio feo con una fotógrafa (a la que agredió con una patada en la cabeza durante un concierto) y una experiencia cercana a la muerte durante una operación rutinaria de rodilla en 2010 (durante la promoción de ‘…Like Clockwork’ contó que llegó a estar clínicamente muerto por problemas con la anestesia, aunque años después dejó entrever que la historia era inventada, y se trataría más bien de un tema de drogas), de la que tardó meses en recuperarse.
Parece evidente que se trata de un personaje que no cae tan bien como, por ejemplo, su amigo Dave Grohl, quizás por su ego (según le critican sus detractores), su particular sentido del humor o su parecido razonable con Louis ‘siempre negativo, nunca positivo’ Van Gaal, pero su talento es incuestionable, convirtiéndose en uno de los grandes iconos musicales del siglo XXI, que no se estancó en el stoner y se abrió a todo tipo de géneros y que ha contribuido enormemente a que el rock no necesite ser salvado. Considerado en numerosas listas como uno de los mejores guitarristas de la actualidad, se inició en el instrumento a través de la ¡polka!, con un estilo sencillo y muy contundente rítmicamente, y no le gusta recurrir a las típicas usadas por todas las bandas, sino que se decanta habitualmente por marcas y modelos menos conocidos, como la Ovation Ultra GP en sus inicios, la australiana Maton, la japonesa Teisco o la americana MotorAve, aparte de Epiphones, Gibsons y Gretschs.
La batería era el instrumento que quería tocar de niño, pero cuando sus padres no quisieron comprársela, empezó con la guitarra a los nueve años. No obstante, la toca habitualmente en los discos de Eagles of the Death Metal y puntualmente en temas como ‘Auto pilot’ o ‘Broken box’ de QOTSA y de otros artistas como Lady Gaga.
Entre las curiosidades de la carrera de Homme, más allá de lo estrictamente musical, tiene más de 20 tatuajes por todo el cuerpo, desde los típicos con los nombres de sus padres e hijos, a su propio ‘nickname’ en Eagles of Death Metal, Baby Duck, y uno que comparte con Nick Oliveri y Mark Lanegan, en honor a su peor concierto, que pone «Freitag 4:15», día (viernes) y hora de su actuación en el festival alemán Rock Am Ring en 2001 que, para más inri, se lo hicieron en las costillas para sufrirlo a base de bien.
Como actor, tiene un pequeño cameo al final del vídeo ‘Freedom at 21’ de Jack White, donde aparece como uno de los policías en la barricada que detiene el coche de White, y apariciones en programas como ‘Bedtime Stories’, de la BBC, contando un cuento para niños; series de televisión como ‘Tosh.0’, ‘Toast of London’, ‘American Dad’, ‘Trailer Park Boys’ y ‘Portlandia’, en la mayoría interpretándose a sí mismo, y en películas como ‘Gutterdämmerung’, un proyecto musical de 2016 que mezclaba cine mudo con una banda de rock en directo y en el que participaban estrellas como Iggy Pop, Henry Rollins, Lemmy, Tom Araya, Mark Lanegan y Slash.
Además, desde 2015 presenta un programa de radio llamado ‘The Alligator Hour with Joshua Homme’ en Apple Music, en el que cuenta historias, entrevista a invitados ilustres (Jack White, Dave Grohl, Alex Turner, Iggy Pop, Allison Mosshart, Henry Rollins, Royal Blood…) y hace curiosas selecciones de canciones. E incluso es capaz de parodiar un anuncio de la teletienda al más puro estilo de Troy McClure para promocionar el disco ‘Magic hour’ de Scissor Sisters: «¿Cuánto pagarías por un compact disc repleto de inolvidables temas de Scissor Sisters? ¿200 pavos? ¡No! Te gustará saber que ‘Magic Hour’ puede ser tuyo al realizar 3 pagos y medio de 19,99,9».
Kyuss y el stoner rock
Los inicios de Josh Homme en la industria musical se remontan a 1987, cuando solo tenía 14 años y nació Kyuss (nombre definitivo tras Katzenjammer y Sons of Kyuss), los considerados padres del stoner rock, con su característico sonido sucio de guitarras, a medio camino entre el heavy y el punk y afinadas especialmente graves, y canciones con riffs pesadísimos, desarrollos más bien complicados y estribillos poco pegadizos, uno de los hándicaps que arrastró para lograr el éxito comercial (además de ser un estilo en ocasiones repudiado porque arrastra el sambenito de que son composiciones hechas bajo los efectos del consumo de drogas).
La banda, creada en ese año en Palm Desert (California) y con varios cambios de formación, estaba liderada por Homme, como guitarrista, John García (voz), Chris Cockrell (bajo), Nick Oliveri (primero como guitarrista rítmico y después como bajista, pero al que acabaron echando) y Brant Bjork y, posteriormente, Alfredo Hernández, a la batería.
El grupo cuenta en su haber con cuatro discos de estudio entre 1991 y 1995, ‘Wretch’, ‘Blues for the Red Sun’, ‘Welcome To Sky Valley’ y ‘...And the Circus Leaves Town’, y un EP a medias, a modo de transición, con Queens of the Stone Age en 1997. Por su particular estilo y crudeza en el sonido, Kyuss solo obtuvo éxito en círculos reducidos, principalmente gracias a las ‘Generator parties’ (los equipos se enchufaban gracias a generadores de gas), en las que congregaban a cientos de personas en conciertos clandestinos en el desierto californiano, aunque esa fama les valió para telonear a Metallica en una gira por Australia, firmar con la discográfica Elektra Records y grabar buenas canciones que no recibieron la suficiente atención de los medios. Lo que se llama una banda de culto.
QOTSA y el éxito comercial
A lo largo de la historia de Queens of the Stone Age solo hay una constante: Josh Homme. La banda, que en sus inicios era conocida como Gamma Ray (nombre que ya tenía registrado un grupo alemán y obligó a optar por el que pasó a la historia, que surgió de un comentario del músico y productor Chris Goss sobre a qué sonaban Kyuss), dio sus primeros pasos en 1996, liderada por el músico y con Alfredo Hernández, compañero en Kyuss, a la batería. En 1998 publicó su primer disco, con título homónimo, en el que Homme grabó la mayoría de los instrumentos y las voces (por primera vez y que supone uno de los puntos más flojos del trabajo –suena demasiado tímido o incluso desganado– y que mejora exponencialmente con los años), con un sonido áspero que seguía la línea de su anterior banda. No obstante, suponía una clara evolución hacia canciones más directas, en el que los únicos ‘singles’ evidentes eran ‘Regular John’, ‘Avon’ e ‘If only’ (con ese riff copiado de ‘I wanna be your dog’ de The Stooges) y que hay que entender como un paso previo a todo lo que estaba por venir: el adiós al desdén por lo comercial.
Para el siguiente, ‘Rated R’ (2000), ya se unió el bajista Nick Oliveri, que aportaba al cóctel sonoro toda su actitud punk, y otro pilar importante en los primeros años, Mark Lanegan, excantante de Screaming Trees, donde Homme se incorporó durante un breve tiempo como guitarrista para los conciertos tras la disolución de Kyuss, para poner su sello personal (una vertiente más reflexiva, por así decirlo) y bajar las revoluciones en canciones como ‘Auto pilot’ e ‘In the fade’.
Además, la banda publicó su primera canción destinada a convertirse en ‘single’ de éxito, ‘The lost art of keeping a secret’; un tema de rock progresivo, ‘Better living through chemistry’, para lucimiento de Homme, y ese contundente «Nicotine, valium, vicadin, marijuana, ecstasy and alcohol / Co-co-co-co-co-cocaine» con el que arrancaba ‘Feel good hit of the summer’, con Rob Halford haciendo los coros y que la leyenda dice que era la larga lista de drogas que ingirieron Oliveri y Homme un buen día. También se dice que era una crítica de la banda a ese estigma que arrastraba el stoner rock con las drogas.
Y para completar el ‘dream team’, Dave Grohl se encargó de la batería en el disco ‘Songs for the deaf’ (2002), uno de los más originales de las últimas décadas, ya que parece como si sonara en la radio por las numerosas introducciones de varios locutores para reproducir un viaje por el desierto californiano escuchando diferentes emisoras, gracias a una reunión de talentos irrepetible y algunas de las mejores canciones de rock de este siglo, como ‘Go with the flow’, ‘A song for the dead’ y, especialmente, ‘No one knows’.
Aunque estaba claro que se trataba de algo puntual, con Grohl reincorporándose a los Foo Fighters (en un momento en el que la banda corrió serio peligro de desaparecer), la sorpresa llegó con la expulsión en 2004 de Oliveri de la banda por sus constantes escándalos dentro (fue arrestando en Brasil por salir desnudo a un concierto del Rock en Río en 2001, lanzó botellas contra el público en la sala Razzmatazz de Barcelona…) pero, sobre todo, fuera del escenario, con acusaciones de violencia doméstica (y posteriormente de posesión de drogas, armas…).
Se trata de una primera etapa creativa de QOTSA que culmina con ‘Lullabies to paralyze’ (2005), en la que la banda mantiene la esencia del hard rock y pequeñas dosis de stoner, aunque ya sin la rabia que aportaba Oliveri, con claroscuros (por un lado canciones ‘radio friendly’, o lo más cercado al pop que hasta ese momento habían grabado, como ‘In my head’, ‘Medication’ y ‘Little sister’ y, por el otro, rarezas como ‘Someone’s in the wolf’ y ‘You got a killer scene there, man…’), que da paso a otra en la que comienza a abrirse a nuevos horizontes. De primeras, sonidos más oscuros y de corte industrial en ‘Era vulgaris’ (2007), su disco más experimental y menos comercial, en el que conviven la retorcida y densa ‘Misfit love’ con la dulzona ‘Make it with chu’ y las apabullantes ‘Sick, sick, sick’ y ‘3’s & 7’s’.
Y tras dos discos en los que la banda bajó un peldaño, alcanzó el punto de maduración perfecta en ‘…Like Clockwork’ (2013), un trabajo con personalidad múltiple (tiene hard rock épico y baladas, stoner y pop, blues y psicodelia, falsetes y mucha oscuridad… y hasta tres baterías diferentes en las canciones) gracias a las variadas y estelares colaboraciones de Elton John, Alex Turner (Arctic Monkeys), Trent Reznor (quien en un principio iba a ser el productor), Dave Grohl, Jake Shears (Scissor Sisters), Mark Lanegan, James Lavelle (UNKLE) y Nick Oliveri.
Y, finalmente, QOTSA se anima a juguetear con ritmos bailables (en la línea de Chuck Berry o Little Richard, no de Dua Lipa) e incorporar más sintetizadores en ‘Villains’ (2017), donde confirman que han quemado todos los puentes con el pasado de la mano del productor Mark Ronson, conocido por sus trabajos con artistas principalmente del pop como Lady Gaga, Bruno Mars, Robbie Williams y Lily Allen, aparte de ser el que pulió el talento de Amy Winehouse. Aunque el cambio de sonido no es tan radical como cabría esperar respecto a ‘…Like Clockwork’, con temas arrolladores como ‘The evil has landed’, frenéticos como ‘Head like a haunted house’ y una balada para cerrar el disco, ‘Villains of circumstance’.
Solo queda esperar con qué nos sorprende en su próximo LP una banda que a base de canciones y buenos directos se ha convertido en una de las más influyentes de este siglo y de las más solicitadas en los festivales, pero que no se refleja en el apartado de los premios, con siete nominaciones a los Grammy en diferentes categorías de rock, pero ningún galardón hasta la fecha, y solo reconocimientos por parte de MTV, ‘NME’ y ‘Kerrang!’.
Baby Duck, a la batería
Cuando sucedió el atentado del 13 de noviembre de 2015 en la sala parisina Bataclan durante un concierto de Eagles of Death Metal, muchos pensaron que Josh Homme podía haber sido uno de los afectados. Pero lo cierto es que la implicación del músico con la banda, que fundó junto a Jesse Hughes en Palm Desert (California) en 1998, se limita a grabar las canciones y, curiosamente, tocando fundamentalmente la batería –¿a quién le parecería buena idea tener a uno de los mejores guitarristas del mundo con unas baquetas?–. El caso es que EofDM nació de una visita de Homme a su viejo amigo Hughes por petición de la madre de este último, que temía que pudiera intentar suicidarse por una depresión que sufría tras descubrir a su mujer con un amante.
Ahí descubrió que Boots Electric, sobrenombre con el que es conocido dentro de la banda, había escrito algunas canciones y Homme le retó a que compusiera 30 para que accediera a tocar con él. Al final escribió 50. El primer rastro sonoro de la banda apareció en los volúmenes 3 y 4 de ‘The Desert Sessions’ en 1998, aunque el primer disco, ‘Peace, Love, Death Metal’, no salió publicado hasta 2004, por las diversas ocupaciones de Baby Duck –o Carlo Von Sexron, otro de sus pseudónimos– con QOTSA, con un estilo alejado de las ‘reinas’, totalmente desenfadado y gamberro y con temas pegadizos en los que hay hueco para incluso el glam. «Solo me siento a la batería y toco rock n’ roll». Así explicaba Homme su rol en Eagles of the Death Metal, que realmente era el proyecto de Hughes, quien canta, toca la guitarra y escribe las letras. No obstante, Homme ha acaparado más instrumentos en los siguientes tres discos, ‘Death by sexy’ (2006), Heart on’ (2008) y Zipper down’ (2015), como el teclado, guitarras y el bajo.
El hombre que cambió el sonido a los Arctic Monkeys
A estas alturas nadie duda ya de que el sonido de los Arctic Monkeys cambió radicalmente en su tercer disco, ‘Humbug’, para el que se adentraron en el desierto californiano de la mano de Josh Homme, responsable de la producción, además del habitual James Ford (con el que grabaron cuatro de las canciones en Nueva York, entre ellas ‘My propeller’ y ‘Cornerstone’, las más reconocibles), e incorporaron nuevos instrumentos, algunos típicos del stoner rock, como las guitarras barítono y slide, y todo con mucho más reverb.
A priori, se trataba de dos universos musicales opuestos que, pese al riesgo de que aquello acabara en desastre, no colisionaron, aunque sí cosechó alguna crítica negativa. Así, los ritmos frenéticos y riffs pegadizos de sus anteriores trabajos desaparecen para dejar paso en ‘Humbug’ a la pausa, a una mayor riqueza instrumental, a una incursión en el rock progresivo y a una atmósfera por momentos opresiva (esa maravilla llamada ‘Pretty visitors’), aunque sin perder la esencia de la banda. Incluso se animan a incorporar varios solos de guitarra a petición de Homme y Alex Turner mantiene ese estilo de ‘crooner’ al cantar que ya introdujo con The Last Shadow Puppets.
«Si tienes la suerte de ser músico, debes arriesgarte. Si no arriesgas nada, no consigues nada». Con esa filosofía de sacar al grupo de su zona de confort se adentró Josh Homme en el proyecto, que se grabó en su mayor parte en el estudio Rancho de la Luna, cerca de Joshua Tree en el desierto californiano de Mojave, con la participación de Alain Johannes como ingeniero de sonido (también estuvo en las sesiones en Nueva York para que existiera cierta continuidad).
Y aunque mucho se ha hablado de que Josh Homme es el responsable de ralentizar las canciones de los Arctic Monkeys (lo que no hay duda es de su rastro, con canciones como ‘Fire and the thud’, con el mismo espíritu de ‘You got a killer scene there, man…’ de QOTSA), en una entrevista en Sound on Sound confesaba que fue decisión de la banda dejar fuera del disco algunos de los temas más movidos, como ‘Catapult’, que finalmente salió como cara B de ‘Cornerstone’. Aunque todo eso fue antes de publicar ‘Tranquility Base Hotel & Casino’, sin duda su giro más radical.
Como productor, también participó en el álbum ‘New skin’ de CRX, una banda con un sonido más cercano a QOTSA, y en las canciones extra de ‘Lex Hives’, de The Hives en 2012.
Them Crooked Vultures, la superbanda
Si hay una superbanda que roce la perfección esa es Them Crooked Vultures, fundamentalmente porque no parece que sea posible elegir mejor a sus integrantes. Para empezar, una leyenda al bajo, John Paul Jones, que también se encarga del teclado al igual que en sus tiempos en Led Zeppelin. En la batería, con más ganas de dar caña que nunca y en mucha mejor forma que en los tiempos de Nirvana (o al menos resulta evidente que con los años se ha hecho mejor músico), Dave Grohl, artífice del grupo. Y a la guitarra y la voz, Josh Homme. Esos son los que salen en las fotos, pero es que el cuarto componente para los conciertos era Alain Johannes (un músico que ha participado en discos de QOTSA, Chris Cornell, PJ Harvey, Mark Lanegan, Eleven…) como segundo guitarrista, que aparte de no desentonar entre tanto talento, incluso se ha llegado a decir que acababa acaparando la atención del público.
El proyecto, con una actividad escasa que se desarrolló entre 2009 y 2010 (aunque sus inicios se remontan a 2005, cuando Grohl mencionó por primera vez su existencia), tan solo dio como resultado la publicación de un único disco, ‘Them Crooked Vultures’, y la posterior gira de presentación y aparición en festivales. Y aunque el batería confesó recientemente que es «solo cuestión de tiempo» que el supergrupo vuelva a reunirse para hacer música, no parece que sea en un plazo corto, con Foo Fighters sacando nuevo disco. Y porque ya dijo algo parecido en 2012… Y en 2017… Y en 2019. «Todos queremos grabar otro disco», declaró Homme en una entrevista para la ‘Rolling Stone’. Así que esperamos volver a verlos alguna vez más sobre el mismo escenario.
Piensa en una banda… Seguro que ha colaborado con ellos
Josh Homme es probablemente el ‘Kevin Bacon’ de la música. Lo es por esa teoría que dice que cualquiera en Hollywood ha trabajado en algún momento de su vida con el actor, o al menos se encuentra a seis grados de separación que, en el caso del músico, deja bien a las claras su enorme eclecticismo. Así, ha colaborado, ya sea como músico, cantante, productor o simplemente para hacer los coros, con Trent Reznor, Dave Grohl, Iggy Pop, Lady Gaga, Florence + The Machine, PJ Harvey, Arctic Monkeys, Biffy Clyro, The Prodigy, Run the Jewels, Mastodon, Screaming Trees, Mondo Generator, Masters of Reality, Primal Scream, UNKLE, Mark Lanegan, Sharon Van Etten…
Una larga lista de la que hay que destacar el disco que sacó por sorpresa en 2016 junto a Iggy Pop, titulado ‘Post Pop Depression’, el decimoséptimo en la carrera de ‘La Iguana', con la participación de Dean Fertita, teclista y guitarrista de QOTSA, y Matt Helders, batería de Arctic Monkeys, que incluyó una gira a la que se sumaron el guitarrista Troy Van Leeuwen, de QOTSA, y Matt Sweeney (Chavez, Zwan…), al bajo.
El trabajo supone, según parece, la despedida discográfica de Iggy Pop, un testamento sonoro con el sello característico de Homme y la sombra de David Bowie, otro artista que supo sacar lo mejor del cantante en ‘The idiot’ y ‘Lust for life’ y falleció pocos meses antes de la publicación del disco. Apenas son nueve canciones, pero se trata de un digno epitafio musical para una de las mayores estrellas del rock, grabado en secreto y que surgió después de que ambos artistas se mensajearan e intercambiaran maquetas y letras de canciones.
Por tratarse de algo inesperado, resulta curiosa la implicación de Homme en el disco ‘Joanne’ de Lady Gaga (por sugerencia del productor Mark Ronson), en el que figura como coautor de dos de las canciones, ‘Diamond heart’ y ‘John Wayne’, además de tocar la guitarra en ellas, y en ‘A-Yo’ y ‘Perfect ilusion’, y la batería en ‘John Wayne’. No obstante, el disco era una auténtica constelación de estrellas, con la participación de Kevin Parker (Tame Impala), Florence Welch (Florence + the Machine), Matt Helders (Arctic Monkeys) y Mark Ronson, tanto como músico y principal productor (aunque la lista de todas las personas implicadas en esa tarea es inacabable).
Otra colaboración destacada y prolongada en el tiempo ha sido con el grupo de electrónica británico UNKLE, encargado a su vez de algunos de los ‘remixes’ de QOTSA, con el que ha cantado un tema en hasta tres discos distintos: ‘Safe in mind’ en ‘Never, Never, Land’ (2003); ‘Restless’, la más sobresaliente por su ritmo y con Homme y su falsete en estado de gracia, en ‘War Stories’ (2007) y ‘Chemical’ en ‘End titles… Stories for film’ (2008). Y como músico, tocó la guitarra y la batería en ‘Hold my hand’, la guitarra en ‘Chemistry’ y el bajo en ‘Restless’, todas incluidas en ‘War Stories’.
También relacionado con Reino Unido, se encargó de esa guitarra que acompaña al punteo en la ‘outro’ de la canción ‘Bubbles’ de Biffy Clyro, incluida en su disco ‘Only revolutions’ (2009), que le añade el toque de contundencia necesario; colaboró también con la guitarra en el tema ‘Necro Hex Blues’ de Primal Scream, y participó en el MTV Unplugged de Florence and the Machine, grabado en Nueva York en 2011, cantando junto a Florence Welch en la versión que la banda hizo del clásico ‘Jackson’, grabada tanto por el tándem Johnny Cash-Junne Carter como el Nancy Sinatra-Lee Hazlewood en 1967, uno de los mejores momentos del ‘show’. Igualmente, se encargó de una de las remezclas del tema ‘Take me to the hospital’, junto a Liam Howlett, que The Prodigy publicó en 2009 y colaboró haciendo los coros en varias canciones de los Arctic Monkeys, como ‘All my own stunts’ (‘Suck it and see’, 2011), ‘One for the road’ y ‘Knee socks’ (‘AM’, 2013).
En lo que respecta a sus viejos compañeros, Homme ha colaborado en varios de los discos de Mark Lanegan, destacando su aportación como músico (guitarras, bajo y batería en varias canciones) en ‘Bubblegum’, en 2004; y en menor medida en ‘Blues Funeral’ (2012) y ‘Gargoyle’ (2017), así como en Mondo Generator, la banda de Nick Oliveri, en su disco ‘Hell comes to your heart’ (2012), donde toca la guitarra en la canción ‘The last train’.
Homme también fue parte fundamental del documental –y su banda sonora– sobre la historia y el cierre del estudio de grabación Sound City de Van Nuys, Los Ángeles, realizado por Dave Grohl. Además de ser uno de esos ilustres músicos de la vieja escuela que aparecen en el metraje y defienden lo analógico por encima del Pro Tools, participa en un total de tres canciones del álbum ‘Sound City: Real to Reel’ que acompañó al documental: ‘Centipede’, ‘A trick with no sleeve’ y, nos ponemos de pie, ‘Mantra’, grabada durante una ‘jam session’ con mucha química con Dave Grohl y Trent Reznor en el Studio 606 del líder de Foo Fighters, usando la mítica mesa de mezclas Neve 8028 del Sound City. Los tres cantan, principalmente Grohl, tocan los instrumentos en los que son los mejores (Homme se encarga tanto del bajo como de algunas de las partes de guitarra) y contribuyen a ese enorme ‘crescendo’ en los ocho minutos que dura el tema.
Y es que no es ajeno al mundo del cine, participando en diversas bandas sonoras. La principal es la película alemana ‘Aus dem nichts’ (titulada ‘In the Fade’ en su versión inglesa como homenaje a la canción de QOTSA), que se llevó el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa y el premio a la mejor actriz en Cannes para Diane Kruger, pero que se quedó fuera por sorpresa de los Oscar en 2018. También estuvo implicado en ‘La peligrosa vida de los Altar boys’ (2002) junto al compositor Marco Beltrami, aportando varias canciones bajo su firma, como ‘The atomic trinity’, ‘Hanging (aka Ramble off)’, ‘Francis and Margie’, ‘Stoned’ y ‘All the same’. Y en lo que respecta a videojuegos, cantó ‘Cruel, Cruel World’ para los créditos finales de ‘Red Dead Redemption 2’, mostrando su versión más country.
Sin disco de QOTSA y de Eagles of Death Metal desde hace ya mucho tiempo, sus últimas apariciones han sido en el elogiado álbum ‘RTJ4’ de Run the Jewels, de 2020, en la canción ‘Pulling the pin’ junto a Mavis Staples, y cantando junto a Sharon Van Etten en una versión del ‘(What’s So Funny ‘Bout) Peace, Love And Understanding?’ de Nick Lowe, en plena época de confinamiento. Y pendiente de publicar, la canción ‘Boilermaker’ del nuevo disco de Royal Blood, ‘Typhoons’, de la que se ha encargado de la producción.
Experimentos en el desierto
¿Qué tal suena la idea de reunir a lo mejor de la escena musical en un estudio en el desierto para tratar de sacarlos de su zona de confort y que compongan en común nueva música? Pues eso ya existe, por iniciativa de Josh Homme, aunque al principio solo se tratara de una reunión entre amigos que tocaban sin parar durante días y se grababan los resultados. Las ‘Desert Sessions’ 'llevan celebrándose desde 1997, en el ya mencionado estudio Rancho de la Luna, y han dado como fruto la publicación de 11 volúmenes que recogen las canciones grabadas por artistas como Josh Freese (A Perfect Circle, NIN…), Billy Gibbons (ZZ Top), Jesse Hughes (Eagles of Death Metal), Jake Shears (Scissor Sisters), Mike Kerr (Royal Blood), Les Claypool (Primus), Ben Shepherd (Soundgaden), PJ Harvey, Mark Lanegan, Alain Johannes, Nick Oliveri… Los dos últimos, tras un paréntesis de 16 años, salieron publicados en octubre de 2019, con los títulos ‘Arrivederci despair’ y ‘Tightwards & Nitwits & Critics & Heels’.
Durante esas sesiones nacieron varias de las mejores canciones de QOTSA, como ‘Avon’, ‘Monsters in the parasol’, ‘You think I ain't worth a dollar, but I feel like a millionaire’, ‘Like a drug’, ‘Hangin’ tree’, ‘In my head’ y ‘Make it wit chu’, aunque como en todos los experimentos, también hay otras que pasaron sin pena ni gloria.