Escapada musical a Liverpool y Mánchester

 
 
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La rivalidad de estas dos urbes vecinas es legendaria. Se refleja en su historia, arquitectura, pasión futbolística y, sobre todo, en su gran cultura musical. Hace apenas tres meses las visité y pude empaparme del ambiente cosmopolita de estas dos capitales musicales del noroeste del Reino Unido. Esta fue mi experiencia.


Poco sospechaba a principios del pasado mes de febrero que esta escapada musical sería la última que haría antes del inicio de la pandemia de la Covid-19. Pero ahora que vemos la luz al final del túnel, es un buen momento para que me acompañéis en este viaje virtual y, quién sabe, tal vez os animéis a visitarlas una vez que todo esto pase. Son el destino perfecto para turistas melómanos (y/o futboleros, dicho sea de paso). Es imposible comprender la gran rivalidad de estas dos urbes sin conocer antes un poco de su historia moderna, pero tranquilos, seré breve y conciso.

Historia de dos ciudades

Situada sobre el lado este del estuario del río Mersey, Liverpool fue el motor comercial, la primera ciudad industrial de un Imperio británico que abarcaba la cuarta parte del planeta. Aquí se construyó el primer muelle moderno del Reino Unido que permitía la entrada de grandes naves y posibiltaba el comercio a gran escala.


‘Las Tres Gracias’ son los tres edificios que dominan el ‘skyline’ de Liverpool y junto a los muelles del Royal Albert Dock conforman el centro turístico de la ciudad.


El siglo XVIII supuso el inicio del colonialismo, la globalización comercial para el Reino Unido en un triángulo cruel pero muy beneficioso; primero, los navíos partían de Liverpool, hacían escala en África occidental, desde donde arrastraban a miles de esclavos africanos a Norteamérica. Una vez allí, los vendían y obligaban a trabajar en el algodón. Ese algodón, junto con cientos de otras materias primas, volvía a Liverpool y este ciclo permitió un crecimiento inaudito que desembocaría finalmente en la Revolución Industrial. Para conocer más sobre esto, os recomiendo visitar el International Slavery Museum, ubicado en el Royal Albert Dock de Liverpool.

Sin embargo, el clima húmedo y lluvioso de Mánchester resultaria ser el idóneo para la manufactura y conservación del algodón, así que esta ciudad se convirtió en el centro textil de país. Primero, con la construcción del Bridgewater canal, que unía Mánchester y Liverpool permitiendo el tránsito fluvial del algodón; y más tarde con un nuevo hito mundial en 1839: la construcción del primer ferrocarril de pasajeros.

El ‘Great Northern Railway Company's Goods Warehouse’ fue el epicentro del comercio ferroviario de Mánchester. Hoy en día es un centro de ocio con multitud de tiendas y negocios.

El ‘Great Northern Railway Company's Goods Warehouse’ fue el epicentro del comercio ferroviario de Mánchester. Hoy en día es un centro de ocio con multitud de tiendas y negocios.

El aumento de la riqueza propició un mayor consumo, generando la necesidad de miles de nuevos trabajadores para cubrir la demanda, entre los que se incluían niños (‘Dickens seal of approval’). Mánchester pasaría a tener la primera fábrica del mundo con maquinaria especializada, liderando la primera gran revolución industrial. Siguiendo el espíritu de la revolución francesa, en la capital mancuniana los trabajadores lucharon hasta conseguir representación parlamentaria, la creación de los primeros sindicatos, los ‘trade unions’; y el sufragio universal masculino y femenino.

Luego llegaron las la grandes hambrunas del siglo XIX provocadas por las consecuencias de la Guerra Civil americana, a saber, la abolición de la esclavitud y un comercio más gravoso y restringido por parte de Liverpool hacia Mánchester. Los mancunianos contraatacaron construyendo un enorme canal que les facilitó su propio acceso al comercio marítimo, a mediados de la década de 1890. Aunque no les resultó muy beneficioso en términos generales, visto con perspectiva, la identidad y confianza de la ciudad sí aumentaron significativamente.


El eclecticismo reina en la arquitectura de Mánchester, donde la piedra y el ladrillo rojo contrastan con el acero y el cristal; la influencia de Norman Foster es total.


En el siglo XX, Mánchester tuvo uno de los primeros aeropuertos del Reino Unido, así como una gran red de autovías. La capital mancuniana se adaptó mejor a las nuevas realidades industriales, de hecho, en 1947 se fabricó allí el primer ordenador moderno. Mientras tanto, Liverpool siguió apostando por la vía marítima, más decadente, pero pronto pivotó hacia la vida cultural y musical, ámbito que dominó durante las décadas de 1960 y 1970.

Esta rivalidad moderna se trasladó a los estadios de fútbol y a los pubs y salas de conciertos, que son el medio natural de quien os lo está contando. Las influencias del blues, pop y rock iban y venían entre los puertos de Liverpool y Estados Unidos, mientras que en Mánchester la escena punk y el acid house se abrirían paso en los 80 y 90.

Vale, se acabó la clase de historia, que ya toca hablar de música.

Madchester, una letra que lo cambió todo.

El cóctel de la escena mancuniana fue único en su especie e iba cargado de ingredientes exóticos. A pesar de que la receta no era sencilla ni previsible, triunfó durante varias décadas, a saber:

- Añádase una parte de vacaciones de verano en la Ibiza de los años 80, donde el ‘Balearic beat’ penetra la mollera de nuestros queridos amigos, los turistas británicos.

- Agréguese una buena cantidad de MDMA, la droga ‘yuppie’ del momento.

- Mézclese con un buen par de vasos de rock indie y rock psicodélico añejos.

- Por último, viértase una buena cantidad de música house recién importada de los locales underground afroamericanos de Estados Unidos.

Y esta fusión imposible supuso que en los años 80 convivieran la escena punk, harta de la Thatcher, con el acid house, mezclados no agitados. En 1982, Factory Records abrió el club The Haçienda, regentado por la banda New Order, que se convertiría en el epicentro de la escena de Mánchester. De hecho, el movimiento Madchester no se entendería sin la influencia de bandas como The Fall, The Smiths y la citada New Order.


El Afflecks Palace es una parada obligatoria en la ciudad con sus cuatro pisos abarrotados de tiendas alternativas con miles de productos de todo tipo.


En 1989, el año más caluroso que hubo en décadas en el Reino Unido, se vivió el ‘rave summer’ plagado de festivales alucinógenos con sesiones de acid house que duraban días. Ese mismo año, Happy Mondays publicó el EP ‘Madchester Rave On (Hallelujah)’, del que el movimiento musical tomaría su nombre. Algunas de las bandas más importantes dentro del Madchester fueron The Stone Roses, Inspiral Carpets, James y The Charlatans.


 
 

¿A que no sabíais que Noel Gallagher empezó como ‘roadie’ de Inspiral Carpets?


Por su parte, la electrónica extática desembocaría a mitad de los años 90 en el denominado ‘big beat’, siendo sus principales exponentes The Chemical Brothers, The Crystal Method, The Prodigy y Fat Boy Slim.

La influencia del Madchester fue tremenda en las bandas britpop de los 90 y 2000, como Oasis; aunque para entender la historia de los hermanos Gallagher, o su rivalidad con Blur, es indispensable entender la gran influencia musical de su ciudad vecina y rival del noroeste. Así que os dejo con una ‘playlist’ de lo más significativo del Madchester y nos vamos a Liverpool.

 
 
 

Liverpool, el sonido ‘merseybeat’

La historia musical de Liverpool va estrechamente ligada a su historia comercial marítima: una vía de doble sentido entre su puerto y el continente americano. Durante la década de 1950, el ‘skiffle’ fue el sonido dominante en la ciudad, era el llamado ‘rock sin electricidad’ de los jóvenes pobres afroamericanos de la década de 1920, que llegó al Reino Unido y pronto se fusionó con el jazz y el blues.

Durante los años 60, Billy Fury tuvo más éxitos en el ‘top 20 UK’ que la mayoría de grupos e intérpretes, solo superado por The Beatles, Cliff Richard y Elvis Presley.

Durante los años 60, Billy Fury tuvo más éxitos en el ‘top 20 UK’ que la mayoría de grupos e intérpretes, solo superado por The Beatles, Cliff Richard y Elvis Presley.

A finales de los 50, las guitarras eléctricas y los amplificadores se impusieron en la capital portuaria, muy influenciada por estrellas del rock americano como Elvis Presley, Bill Haley, Little Richard y Chuck Berry. De pronto, más de 300 grupos actuaban diariamente en diferentes locales de la ciudad, entre los que destacaba The Cavern. Este club ya se había establecido musicalmente en el circuito nacional varios años antes de la primera actuación de The Beatles en 1961.

Con la eclosión de la ’beat music’, el sonido de Liverpool conocido como ‘merseybeat’ dominó las listas nacionales del Reino Unido hasta 1965, con bandas como The Searchers, Gerry and the Pacemakers, The Merseybeats y The Swinging Blue Jeans.

El éxito de The Beatles, que no desarrollaré aquí porque es de sobra conocido, fue tan masivo y dominante internacionalmente que su alargada sombra planeó sobre el resto de bandas ‘scousers’; que acusaron la falta de creatividad y no supieron cumplir con unas expectativas demasiado altas. Esto desembocó en el fin del dominio musical de la ciudad.


Liverpool es la ciudad escarabajo, su presencia lo inunda todo y puede llegar a ser abrumadora. Hasta que escuchas alguna de sus canciones en un bar y se te pasa.


Desde la década de los 70, la diversidad musical ha sido la nota predominante en la ciudad. Decenas de bandas han ido desarrollando sonidos propios alejados de lo ‘beat’, fusionando diferentes estilos y creando una gran amalgama musical. Por citar algunas bandas y músicos importantes de las últimas décadas en la ciudad: The Real Thing, Elvis Costello, Orchestral Manoeuvres in The Dark, The Teardrop Explodes, The Mighty Wah!, The Icicle Works, Echo & the Bunnymen, Flock of Seagulls, Frankie Goes to Hollywood, The Wombats, Rebecca Ferguson y Camelphat.

La magnitud de la escena musical de Liverpool culminó en 2001 con el récord Guinness a la ciudad con mayor cantidad de números uno en las listas musicales del mundo. La gran diversida de festivales que se celebran actualmente en la ciudad son el testigo de que Liverpool sigue en forma. La ciudad respira música por todas partes, desde clubes como Cream (os sonará por el Creamfields), Circus y Chibuku, hasta centros musicales como el Resonate, que ayuda a miles de niños a formarse y tener futuro profesional en la industria musical.

Parecía lógico pues, que se abriera en esta ciudad el British Music Experience, un museo dedicado a la historia de la música moderna desde los años 40 hasta la actualidad. Situado dentro de una de ‘las tres gracias’ del puerto de la ciudad, a escasos metros de la escultura de los ‘fab four’, es un verdadero cofre del tesoro del melómano, donde se exhiben instrumentos, letras de canciones, vestuario, pósters… una infinidad de piezas de memorabilia únicas. Al final del artículo podréis ver una galería de fotos con algunos de estos testimonios del esplendor musical del Reino Unido. Aquí os dejo una playlist con algunos éxitos de las últimas décadas en Liverpool.

 
 

Así que ya sabéis, estas dos ciudades son el destino perfecto para una escapada corta de 4 o 5 días. Además de su historia comercial y musical, podréis disfrutar de dos vibrantes urbes modernas con gran arquitectura, tiendas increíbles, cultura futbolística (‘no oxymoron intended’), buena birra, clima benigno en Liverpool y una gran oferta gastronómica en Mánchester. Espero que os animéis a visitarlas y nos contéis vuestra experiencia.

Fotografías de Álvaro Rabadán.