Yeste-Rock: cuando el entorno es el cabeza de cartel

 
 

Yeste, Albacete, y el cartel del festival Yeste-Rock 2022

 

Poncho K, Ferran Exceso y Guiu Cortés (El Niño de la Hipoteca), La Regadera y Combo Calada tocarán los días 29 y 30 de julio en el polideportivo municipal de la localidad albaceteña dentro del festival, resucitado tras 14 años por cuatro veinteañeros que no vivieron las ediciones de principios de 2000 con Rosendo, Barón Rojo, Boikot, Barricada, Medina Azahara, Def Con Dos y Angelus Apatrida


Lucas Morcilo / Carlos García

Todo amante de la música sueña con organizar un festival si tiene la posibilidad, más si se trata de uno celebrado en tu propia casa. No todo el mundo tiene la valentía y el arrojo, pero esta ha sido la decisión de un grupo de amigos que, tomándolo al principio como un sueño lejano, han decidido traer de vuelta uno de los festivales que en su día fue de los más populares de la provincia de Albacete y alrededores: el Yeste-Rock. Los días 29 y 30 de julio estarán en la localidad serrana grupos como Poncho K, Ferran Exceso y Guiu Cortés (El Niño de la Hipoteca), La Regadera y Combo Calada, entre otros muchos.

Álvaro Peláez, Diego Tauste, Manuel Palacios y Raúl Fernández son los protagonistas de la vuelta de este evento, que durante cinco ediciones congregó público de todos los rincones del país en la primera década de los 2000. «Decidimos conservar el nombre original por el aspecto sentimental y por el respeto que le tenemos al festival que se hizo durante años aquí, en Yeste, con tantos grandes grupos en el cartel», nos cuentan los cuatro chavales (ninguno supera los 23 años) que se han embarcado en esta maniobra de resurrección junto a Pedro Ángel Lozano, gerente de La Chepa Rock-Bar, el lugar donde comenzó todo en 2004.

El Yeste-Rock se trataba de un festival un tanto distinto, forjado desde la ilusión de dos amigos que consiguieron llevar a un rinconcito de la Sierra del Segura a artistas de la talla de Rosendo, Los Suaves, La Fuga, Reincidentes, Barón Rojo, Boikot, Despistaos, Barricada, Saratoga, Albertucho, Medina Azahara, Angelus Apatrida, Koma, Hora Zulú, Def Con Dos, El Último Ke Zierre, Narco, Lujuria, Inconscientes y un largo etcétera de primeras espadas del rock nacional.

 

Los organizadores del Yeste-Rock junto a Cortes Buendía, alcaldesa de Yeste, en la presentación del festival. / LUCAS MORCILO

 

Aquella época, inicios de este siglo, fue la del ‘boom’ de festivales de rock nacional a lo largo y ancho del país. Cada pueblo quería tener el suyo y los promotores se multiplicaban durante los meses de verano para poder hincar el diente en el goloso pastel cocinado la mayor parte de las veces con ayudas de las diferentes administraciones. Los había insostenibles desde el momento en el que nacieron, sin llegar a aguantar más de un par de ediciones, los que se sostuvieron mientras hubo ayudas y dinero público de por medio y también los que se construyeron sin mayor pretensión que cumplir un sueño, aunque eso significase saltar sin red de seguridad. Así, sin apenas apoyo mediático o de instituciones que en otros lugares regaban de dinero a la organización, nació el Yeste-Rock. Un fin de semana al año donde se llegaron a reunir 5.000 personas al día en una localidad que apenas superaba los 1.500 habitantes. Para ponernos en contexto, el impacto era como si en Madrid se montase un evento de 12 millones de personas. Poca broma.

No es difícil encontrarse en La Chepa, el único reducto donde escuchar rock en 60 kilómetros a la redonda, a chicos y chicas con camisetas de aquellas cinco ediciones del Yeste-Rock, cuando ellos apenas habían comenzado el colegio. Allí, entre cervezas y copas, fue donde se gestaron las primeras ediciones. «Por desgracia no pudimos asistir a ninguno. Recordamos el gran ambiente que se vivía en el pueblo y lo que nos han contado quienes lo vivieron», señalan los nuevos organizadores. De aquellos vagos recuerdos y la ilusión de poder vivirlos desde dentro nació su idea de montar una edición este año: «Todo empezó en septiembre como una broma, pero poco a poco nos fuimos comprometiendo y en la Feria de Tradiciones (último fin de semana de octubre, una fecha marcada a fuego para todo yestero) fue cuando decidimos apostar fuerte por el festival».

 

Carteles de ediciones anteriores del Yeste-Rock.

 

Las similitudes entre la primera edición de 2004 y la actual son evidentes. Una idea descabellada, mucha incertidumbre, poca experiencia, pero aún menos miedo. «Nos lo esperábamos todo mucho más difícil. La verdad es que con todos los grupos que hemos hablado, tanto los que vienen como los que no se han podido traer, nos han ayudado mucho», confiesan. El modo en el que una banda u oficina de ‘management’ encara la posibilidad de tocar en un festival pequeño también puede ser un obstáculo o, al contrario, una facilidad a la hora de organizar un ‘line-up’. «La verdad es que por parte de los grupos todo han sido facilidades y buen rollo. Para futuras ediciones, si la evolución es positiva, nos plantearemos un mayor número de bandas siempre que sea posible. Nos hemos apoyado y pedido consejo en Yeste a gente relacionada con la música. También hemos contado con la ayuda del Ayuntamiento, aunque llevamos un poco el camino del prueba y error».

Ese aprender de los tropiezos es el abecedario de todo promotor pequeño en el país. Existen mastodontes capaces de cerrar fechas de la misma banda para cinco macrofestivales bajo su manto a dos años vista y otros a los que pagar dietas o incluir o no catering en el ‘backstage’ puede trastocar las cuentas y echar a perder meses de trabajo. Los precios en Yeste, desde luego, se encuentran al alcance de cualquier bolsillo.

 
 

El recinto elegido para el Yeste-Rock 2022 es el polideportivo municipal, con un aforo medio, descartando la ermita de San Bartolomé, un lugar especial por su emplazamiento en lo alto de una montaña, pero de una capacidad quizás demasiado grande para la vuelta del festival. «Nos gustaría poder hacerlo en el recinto de San Bartolomé en las próximas ediciones, todo depende de la acogida y evolución que tenga este año», reconocen. Habrá una zona de camping gratuita, con duchas y baños, ubicada cerca de la piscina municipal.

Nada es fácil en el mundo de la música y tampoco lo es el contexto en el que todo se está dando. 2022 está repleto de conciertos después de dos temporadas en blanco por la Covid. Esto ha provocado un exceso de demanda para calmar la insaciable sed de música en directo, a lo que hay que sumar 14 años de sequía en Yeste. Es aquí donde entra la gran baza de un evento como el Yeste-Rock. Los intangibles. La localidad cuenta con una de las ofertas de casas rurales más amplia del país, tres ríos que recorren su territorio, una gastronomía propia excelsa, un centro urbano repleto de historia y monumentos y decenas de actividades organizadas de las que disfrutar rodeado de naturaleza.

Además, en eventos de este tipo, los vecinos suelen volcarse con la organización, empatizando hasta hacer propio el resultado final, ya sea un éxito o una experiencia negativa. En general, una serie de añadidos que son tanto o más importantes que el cartel de artistas para decidirse a asistir a él. Es la esencia del festival pequeño. Porque todo esto también es parte de su encanto, alejado de explanadas infinitas, solapes entre los dos grupos que más ganas tenías que ver, precios abusivos en barras o colas infinitas para acceder al recinto o pedir una cerveza. «Nos hemos propuesto disfrutar con la organización y mantener vivo el espíritu de Yeste-Rock», aseguran Álvaro, Diego, Manuel y Raúl. Una vez más, la ilusión como motor para crear algo diferente por encima de los resultados cortoplacistas. 

 
 

Pero, ¿si el plano económico no fuese un problema, a quién querrían ver subido en su escenario? La respuesta, la misma que si en lugar de hablar con cuatro chavales lo hiciésemos con los organizadores de cualquier festival que reúna a cientos de miles de personas: «El corazón nos tiraría por los tres grupos españoles que más nos han marcado: Marea, Extremoduro y Platero y Tú. Aunque en el caso de Extremoduro y Platero y Tú no depende solo del dinero».

En este artículo hablamos del Yeste-Rock, pero bien podría ser cualquier otro festival pequeño. Al igual que sucede con las bandas emergentes, las reales, las que tocan delante de quince amigos, es importante subrayar la importancia de apoyar al que empieza. El grande siempre va a estar ahí, pero nunca sabes dónde estará dentro de unos años el que da sus primeros pasos hoy. Sentirse parte de la evolución de esta banda o de aquel festival es una de las mayores satisfacciones de quienes amamos la música y merece la pena guardar fechas para ellos. Y nosotros tenemos la del 29 y 30 de julio de este año marcada en rojo desde hace tiempo.

Yeste-Rock 2022

Dónde: Polideportivo municipal de Yeste

Cuándo: 29 y 30 de julio

Cartel: Poncho K, Ferran Exceso y Guiu Cortés (El Niño de la Hipoteca), La Regadera, Combo Calada, La Mercury, Frutos Secos, Gerba Monkey, El Niño del Albayzín y Surfer

Entradas: 24 euros (más gastos)