Califato ¾: «Alejarse de la homogeneización musical es nuestro camino»
La banda andaluza acaba de publicar un EP con cinco versiones de Lola Flores para celebrar el centenario de su nacimiento; Manuel Chaparro, Esteban Espada y Lorenzo Soria nos cuentan todos los detalles de esta nueva publicación y de su particular estilo, el folclore futurista, en el que «todo tiene cabida»
La música es «infinita» y siempre surge alguien que puede sorprender hasta al melómano más escéptico. Ese ha sido siempre uno de los mantras de Califato ¾, una banda (o colectivo, como les gusta denominarse), afincada en Sevilla, que desde su irrupción en 2018 no ha dejado de combinar tradición y modernidad (o raíz y vanguardia), experimentar y asombrar al público con un estilo en el que se mezcla con naturalidad el folclore andaluz, como puede ser la Semana Santa y el flamenco [aparte de usar el ‘Êttandâ pal andalûh’ (Estándar para el andaluz), una ortografía no oficial creada en 2018 por el colectivo EPA], con la electrónica más contemporánea (la mayoría de los componentes venían de la producción) y todos los géneros y sonidos que se pongan por delante.
Tras dos discos (‘Puerta de la Cânne’, en 2019, y ‘La Contraçeña’, en 2021) y tres EP, su último proyecto es un miniálbum para rendir tributo al legado de Lola Flores y para celebrar, este 2023, el centenario de su nacimiento. Titulado simplemente ‘Lola’, incluye cinco de las canciones más conocidas de La Faraona, que ya fueron interpretadas durante un especial de ‘Sesiones Movistar+’ del canal #0 en una azotea de Madrid, emitido en octubre de 2021, con las colaboraciones de artistas como Tomasito, Rosana Pappalardo, La Cebolla y Negro Jari, que Califato ¾ lleva a su territorio musical, esa ultrafusión donde tiene cabida la cumbia, la psicodelia, la tecno-rumba y hasta el reguetón. Unos temas donde vuelven a reivindicar la cultura y el orgullo andaluz, huyen de los clichés y luchan contra la estandarización de nuestro gusto musical.
Entrevistamos a tres de sus componentes, Manuel Chaparro (voz), Esteban Espada (bajo) y Lorenzo Soria (electrónica), para que nos cuenten más detalles sobre su primer EP de versiones y su particular visión sobre la música, en la que no existen líneas rojas que no puedan atravesar ni prejuicios que coarten su creatividad.
–El motivo del nuevo EP es, en buena medida, el centenario del nacimiento de Lola Flores, pero también ha influido aquel mítico anuncio de Cruzcampo en el que aparecía La Faraona, gracias a la tecnología ‘deepfake’, con vuestra música y, obviamente, el especial grabado en Movistar+.
–Chaparro: Todo lo que comentas y más (risas).
–Esteban: Primero fue el anuncio víspera del centenario, y luego fue el ‘encargo’ de los ‘covers’. Como quedaron vacilones, decidimos producirlos en nuestro estudio y aquí está por fin el EP.
–Loren: Yo no sabía que era el centenario del nacimiento de Lola Flores, coincidió justo con las ganas que teníamos de sacar estos temas, que nunca fueron grabados en estudio. Estuvimos como un año con las canciones preparadas para tocar en directo y decidimos llamar a los colaboradores para hacerlas en nuestro local. El resultado ha sido buenísimo.
–¿En qué os habéis basado para, dentro del repertorio de Lola Flores, elegir esas cinco canciones? ¿Cuál es la que más os han comentado que os habéis dejado fuera del homenaje?
–Chaparro: Pues, básicamente, lo primero fue pensar en las colaboraciones y, una vez elegidas, les preguntamos cuál les apetecía hacer a cada uno. Algunos eligieron un tema concreto, otros creo recordar que lo hicimos nosotros… Y en cuanto a los que tocamos en solitario, buscamos en su amplia discografía viendo cuál de las muchas canciones nos llamaba la atención y nos parecía que pudiéramos llevar a nuestro terreno.
–Esteban: ‘¡Ay Alvariño!’, por ejemplo, recuerdo que tenía una bizarrada de videoclip y la cogimos del tirón. ‘La bomba’ es guasona y nos cuadraba sin pensar e ‘Historia de un amor’ es ‘top’ del bolero mundial, hasta Bernarda y Fernanda tenían una versión impresionante por bulerías.
–Loren: Cogimos esas cinco porque se nos ocurrían ideas para versionarlas, y creo que nunca nos han preguntado por qué estas y no otras.
–¿Cómo ha sido el proceso de hacer las versiones? Siempre existe esa disyuntiva entre ser respetuoso con la canción original, el camino fácil, o echarle valor y reinterpretarla, aunque a veces pueda acabar en desastre. Aunque en vuestro caso, estaba claro desde el principio que iba a ser la opción dos y con todas sus consecuencias.
–Esteban: Las hicimos contra reloj en seis semanas. Nos fuimos a una casa en la Sierra de Huelva cinco días a mediados de agosto de 2021, las terminamos en el local las dos o tres semanas siguientes y el 22 de septiembre se ensayaron en Madrid y se grabó el especial [de Movistar]. Fue todo un reto, porque no somos músicos de dedos y estudios, somos músicos de cabeza y corazón.
–Si este EP se convirtiera en una antología, ¿a quién le dedicaríais el siguiente y por qué?
–Esteban: Esto ha surgido de manera externa realmente, no es algo que saliera de nosotros y salvo algunas excepciones magistrales, no nos gustan los ‘covers’ ni las bandas de versiones. Pero si lo hiciéramos, sería de artistas desconocidos para quienes saben poco del flamenco, y muy conocidos para quienes controlan del tema: Fernanda y Bernarda, Remedios Amaya, Lole, Bambino o El Torta. Son muy puros todos estos artistas, muy viscerales, y con canciones universales.
–Habéis definido vuestra música como folclore futurista. Lo interesante, y lo habéis dicho en alguna ocasión, es que lo moderno suele considerarse cuando se cogen elementos de grupos de fuera, lo anglosajón, y los haces tuyos, pero en vuestro caso, es justo lo contrario, tomar elementos muy españoles como el flamenco y el folclore andaluz, y darle una nueva vuelta, sin abusar del componente nostálgico.
–Chaparro: Ese es el discurso colonialista que tanto daño nos hace. Ni el flamenco ni el folclore andaluz son elementos «muy españoles». Entiendo que España sí se puede parecer a Andalucía, pues siempre se ha apropiado de lo que le convenía de nuestra tierra; lo cual me recuerda las sabias palabras de Tomás Gutier:
«Que el gazpacho es una comida simple, de pobres, de gañanes. El gazpacho es andaluz. Que lo ponen en su carta los restaurantes de Europa y resulta que los expertos lo definen como un plato rico, sano y nutritivo. Bueno, el gazpacho es español».
«¿La siesta? Eso es algo de flojos, de haraganes, de gente que tiene que echarse a dormir constantemente. La siesta es andaluza. Llegan los médicos y dicen: ‘La siesta es algo inteligente: romper el día a la mitad para poder descansar’. Y... ¡Hombre, entonces la siesta es española!»
«Que el flamenco es un cante de taberna, de borrachos y todo lo demás. El flamenco es andaluz. Que el flamenco triunfa en París, en Nueva York y todos los expertos dicen que es el cante, el ritmo étnico de Europa. ¡Ja!, el flamenco es español»
«Que salen buenos pintores, Velázquez o Picasso, o grandes literatos, como Lorca o Machado. Por supuesto, son españoles. El Risitas, el Pozí y los graciosos que saca ‘La Nuestra’ [Canal Sur]. Andaluces son todos».
–También sois ejemplo de incorporar marchas de procesión a vuestra música, al igual que hizo C. Tangana en ‘Demasiadas mujeres’, usando al principio las notas de ‘El Amor'. ¿Ha nacido un nuevo género?
–Chaparro: El verdadero precursor de este ‘estilo’, allá por 1998, fue DJ Delaygurrud y se conoce como Semana Santa Break Beat. Lo que sucede ahora es una revisión moderna de esto.
–Esteban: Nosotros en ‘Cristo de la Navaja’ homenajeamos a este tema llamado ‘Semana Santa Break Beat’ que circulaba por el Napster/Kazaa/eMule de la época. Y seguimos dándole estas pinceladas a nuestra música, puesto que las cornetas y tambores están en nuestro ADN musical, en los sonidos que vivimos retumbando como un instrumento más en las calles cuando éramos pequeños. C. Tangana investigó en los créditos de nuestro tema, y llamó al mismo compositor de ‘Eternidad’, el autor de la marcha que nosotros sampleamos a hierro, que es Sergio Larrinaga, maestro de maestros semanasanteros, en paz descanse [el músico, director y compositor gaditano falleció en febrero de 2021, a los 45 años de edad]. La música y hacer música es un homenaje continuo a lo que a uno le llega a la patata. No creo que pueda hablarse de género, es más música de autor. No por un silbido es wéstern, no por una corneta es Semana Santa y no por un violín es música clásica.
–Siguiendo esa línea, parece que la música está virando hacia abrazar estilos (copla, zarzuela, jota, folk celta, pandereteiras…) que hasta la fecha eran impensables en un álbum moderno, y que cada vez son más elásticos, por así decirlo. Ejemplos de esta tendencia sois vosotros, Baiuca, Rodrigo Cuevas, Maestro Espada aquí en Murcia…
–Esteban: Está claro que descontextualizar elementos de folclore aislado para introducirlo en otras músicas es algo reciente y algo que nosotros hacemos y seguiremos haciendo porque funcionamos así. Para nosotros no es una moda pasajera, es la razón de ser de nuestra música.
–A nivel de composición, arreglos, instrumentos… ¿Existe alguna línea roja que no queráis cruzar? ¿O no tenéis ningún prejuicio y que salga lo que tenga que salir?
–Esteban: Ningún prejuicio, puesto que muchas cosas funcionan de manera antagonista, y ahí reside muchas veces la frescura que se respira en nuestras canciones. El conjunto manda. Puede haber un sonido o elemento que suene ‘cutre’ aislado, pero que en conjunto sea clave para que funcione la canción. Todo tiene cabida. Creativamente, cualquier idea da pie a la siguiente, por absurda que pueda parecer al principio.
–Realmente, a la hora de diseccionar alguno de vuestros temas, hay tantos elementos sacados de tantos sitios y ‘samples’ que la lista de referencias es casi infinita. ¿En algún momento habéis pensado: ‘nos hemos pasado con esta canción’?
–Esteban: Nunca. Cada persona tiene sus gustos, cada miembro de la banda tiene los suyos. Ya le damos vueltas suficientes a qué añadir, a qué quitar o a qué destruir. Una vez fuera la canción, esa es nuestra apuesta. La diversidad es buena. No es el camino para la clasificación, la predicción, los algoritmos… pero alejarse de la homogeneización es el camino para nosotros.
–Lorenzo: Hemos hecho auténticas barbaridades, y no queremos tener filtro, aunque a la hora de la composición hay veces que menos es más y nos mola ir quitando cosas de las canciones hasta que solo quede lo puro o lo importante.
–Ahora mismo estamos en un momento de, ya que habéis utilizado esa palabra, homogeneización en los carteles de los festivales, con tantos grupos repetidos, y vuestro plus debería ser que, paradójicamente, encajáis en cualquiera por tener una propuesta tan diferente, pero a la vez puede ser un hándicap.
–Esteban: Buena cuestión. Creo que el público, de verdad, quiere escuchar a la banda, más allá de las canciones. El público de una canción es público de festival, pero no de teatro o de sala.
–Sobre este asunto, los miembros de Toundra nos dijeron que la realidad es que el público «está menos encasillado de lo que parece por los carteles de los festivales y las etiquetas de los estilos». Que a la gente le gusta la música… y punto. ¿Qué opináis?
–Chaparro: Puede ser que vayas al festi y punto. Lo mismo hay seis artistas que te gustan y los demás no los conoces y vas a la aventura. Los festis temáticos, como por ejemplo el L.E.V. de Gijón, el propio cartel tiene mucha diversidad y distintas intensidades de un abanico de géneros y artistas muy amplio, y todos casan con su estilo de festival. Se nota que hay cariño en la programación. Y, por el lado contrario, los más comerciales programan mirando números, no escuchando música. Así salen festis con artistas que nada tienen que ver los unos con los otros, pero que funcionan igualmente y sin continuidad musical.
–Loren: Hemos tocado antes de Quevedo en un festival y en otros de rock de puretas. Nos gusta que la gente se lo pase bien y pensamos que tenemos cabida en casi cualquier sitio. Andaluz puede ser cualquiera si se lo propone (risas).
–Y siguiendo con Toundra, la idea de juntarse con el Niño de Elche y formar Exquirla surgió tras una noche de fiesta en el Puerto de Santa María. Acabaron en un bar y, a altas horas de la madrugada, quedaron en probar a componer música juntos, lo típico que sucede durante una noche de copas y que al día siguiente nadie se acuerda. ¿El origen de Califato ¾ fue algo así parecido? Soléis decir que sucedió en un retiro en un cortijo para experimentar y grabar material.
–Esteban: Así fue. Nos fuimos a una casa de campo en Aznalcóllar para experimentar con folclore y electrónica. Y seguimos haciendo esos retiros para estar en esa fiesta creativa jugando a ver qué sale.
–Loren: Nosotros ya nos juntábamos antes de que surgiera Califato, pasábamos días y noches por ahí comiéndonos la oreja mutuamente y haciendo miles de proyectos y agrupaciones. Creo que la confianza que tenemos nosotros no la tiene el Niño de Elche ni con sus mejores amigos.
–Dado vuestros orígenes musicales en la escena andaluza en colectivos como Breaking Bass, BSN Posse y LIE Radio, y ahora que habéis realizado varias giras, ¿os sentís ya más músicos a la hora de grabar los discos que productores? O lo de productor sigue bien interiorizado
–Chaparro: Seguimos partiendo de la producción porque resulta material más fresco que a través de una ‘jam’. Ahora hemos montado el ‘setup’ bueno en nuestro estudio con una grandísima mesa, y están todos los cacharros e instrumentos listos para no perder la creatividad entre cables y montajes e integrar cualquier idea.
–Loren: Sin duda hemos aprendido muchísimo a lo largo de esta aventura desde 2018, pero mientras más sabe uno, más le queda por saber. La música es infinita y siempre hay gente que te sorprende, gente que te puede enseñar y cosas que investigar y aprender.
–Y como pregunta extra, ¿cuál es el último disco que habéis escuchado del tirón?
–Chaparro: ‘Rap por derecho’, de Abocajarro
–Esteban: ‘Flying away’, de Smoke City
–Lorenzo: ‘Maracas, tambourines and other hellish things’, de Alex Figueira