Niña Polaca: «Improvisar sobre la marcha se nos da de locos»
La banda madrileña-alicantina protagonizará uno de los conciertos más atractivos de la jornada del sábado del Warm Up, en el que presentarán algunas de las canciones de la continuación de su sobresaliente disco ‘Asumiré la muerte de Mufasa’ y prometen que lo «darán todo»
Con el Warm Up Estrella de Levante arranca este fin de semana en Murcia la temporada de grandes festivales nacionales. Con un cartel en el que destacan nombres como Franz Ferdinand, Moderat, Vetusta Morla, Viva Suecia, Hot Chip, The Kooks, Yo La Tengo y, por supuesto, Kasabian, en la jornada previa, uno de los principales atractivos del sábado 29 será Niña Polaca, que actuará en el Escenario ENAE, a partir de las 2.30. La banda madrileña (de Malasaña, cómo no), aunque también con raíces alicantinas, presentará algunas de las nuevas canciones (como ‘Alfredo el Canallita’, publicada esta misma semana) del que será su segundo disco, previsto para este otoño, continuación de aquel ‘Asumiré la muerte de Mufasa’ que tan buena acogida tuvo en 2021 y que apareció en no pocas listas de lo mejor del año de las principales publicaciones.
Desde entonces, estuvieron a punto de participar en el Benidorm Fest de 2022 (no pudieron hacerlo por publicar la canción, ‘Nora’, apenas unos días antes de la fecha permitida por las bases del concurso, aunque tocaron como banda invitada) y han pasado de cuarteto a quinteto, tras la salida de Sandra Sabater, cantante y guitarrista de Ginebras, y la incorporación del guitarrista Rubén Manchón y la teclista Claudia Zuazo, de la banda alicantina Muro María.
Pero los tres amigos que iniciaron el proyecto en 2018 siguen al frente: Surma (Álvaro Surma, cantante y guitarra), Beto (Alberto Rojo, bajo) y Kobe (Luis Von Kobbe, batería). Surma y Beto se conocieron casi de causalidad siendo vecinos de edificio al escucharse el uno al otro mientras tocaban la guitarra en casa. A ellos se unió más tarde Kobbe y en un viaje por carretera a Varsovia se les ocurrió lo de Niña Polaca (el motivo parece obvio). La canción ‘Madrid sin ti’ fue la que les dio a conocer durante la pandemia, incluida en un debut, ‘De la línea diez al Sol’, que recopilaba todas sus demos y primeras grabaciones, con un estilo que se podría definir como indie (que aquí en España en la mayoría de las ocasiones es como decir pop) que picotea del rock y garage. Hablamos con Beto para que, de forma rápida, nos cuente lo que se puede esperar el público del grupo en su concierto del sábado.
–De cara al Warm Up, ¿qué puede esperar el público que no os conozca de un concierto de Niña Polaca? ¿Indie, pop o garage?
–Serán las 2.30 de la madrugada y verán a cinco personas dándolo todo en su primer festival de la temporada. Lo de la etiqueta que la ponga cada uno a su criterio.
–Lo que parece claro es que entráis en esa categoría de lo que llaman grupo festivalero, aunque os habéis curtido tocando durante años por bares madrileños como la Wurlitzer o El Perro de la Parte de Atrás del Coche, que es buen entrenamiento para subir a los escenarios grandes
–Para nosotros es un poco loco, la verdad. A veces no somos conscientes de lo afortunados que somos de estar en esos carteles. Este año haremos cinco años desde nuestro primer concierto en la sala El Perro de Madrid y mucho ha llovido. Hemos aprendido muchas cosas, pero siempre sigue imponiendo tocar en un festival. Por suerte sabemos que habrá mucha gente allí cantando a pleno pulmón con nosotros.
–Tocáis a las 2.30 de la madrugada del sábado al domingo. Imagino que, al igual que Xavi Hernández cuando el Barça jugó en Getafe, preferís el horario nocturno a tocar por la tarde. ¿Es algo que os motiva más?
–Tocar tan tarde nos motiva a controlar el consumo de alcohol y de energías antes de salir. Es una de las cosas que hemos aprendido (risas). Aunque, sinceramente, la mejor hora es empezar al atardecer y terminar de noche.
El miedo al «regrabador»
–Lo último que habéis publicado, aparte de la colaboración con Muro María, es ‘Mucho tiempo contigo’ y ‘Alfredo el canallita’ como adelantos de la continuación de ‘Asumiré la muerte de Mufasa’. ¿Qué podemos esperar del disco? ¿Habrá alguna sorpresa del tipo de ‘Magaluf’ o ‘La muerte de Mufasa’? ¿Sigue una línea continuista de sonido?
–Habrá muchas sorpresas. Comenzamos a preparar las canciones el verano pasado, cuando Sandra Sabater todavía estaba en el conjunto, y terminamos hace un par de semanas, ya con Rubén y Claudia en la banda. El disco tiene 13 canciones, 10 de ellas grabadas con Guille Mostaza [Los Planetas, Fangoria, Nacho Vegas, La Bien Querida, Miss Caffeina, Varry Brava, Christina Rosenvinge…] y las otras tres con Carlos Hernández [Triángulo de Amor Bizarro, Los Planetas, Viva Suecia, Carolina Durante, Leiva, Pereza…]. Respecto al sonido, mantenemos la chicha, pero hemos querido dar un paso adelante con Guille Mostaza, con quien hemos entrado en terrenos de la composición y la armonía en donde no nos habíamos parado tanto en el pasado. En su estudio acecha el regrabador, AKA Diego Perinnetti [arreglista, multiinstrumentista y asistente de grabación y mezcla en el estudio madrileño Alamo Shock], que si no tocas bien, te regraba por la noche y hay que tener mucho cuidado. Esto ha sido importante en el disco también. El miedo al regrabador.
–¿Tenéis ya título?
–No. Aún no se nos ha ocurrido el nombre del disco.
–A la hora de componer, surgen primero los ‘riffs’ o una letra a la que le queréis poner música. Y con tanto compositor dentro del grupo, ¿cómo os ponéis de acuerdo?
–Tenemos un sistema para hacer canciones que nos funciona bastante bien. Surma escribe prácticamente todas las letras en su sofá, luego las canta en el local con la eléctrica, mientras Kobe y yo improvisamos algo para acompañarle, y Rubén y Claudia las arreglan con solos ‘guaper’ y teclas ‘ambient’. Una vez tenemos eso, nos peleamos un mes. Y cuando se nos pasa, cada uno acabamos haciendo algo que nos gusta y terminamos la canción.
–Parece que con el paso de los años habéis pasado de tener referentes anglosajones, como Arctic Monkeys y The Libertines, a fijaros más en la música que se hace aquí.
–No podemos negar que estamos muy influidos por lo que hacen el resto de bandas de por aquí que nos encantan. Hay muy buenas canciones y artistazos con mucho futuro por delante.
–Me gustó algo que leí sobre vosotros, que habéis logrado que «algo que tendría que ser tópico y manido, suene nuevo y fresco». Pero por otro lado también os etiquetan como la voz de una generación, que parece demasiada responsabilidad.
–Hay gente que lleva nuestras letras y nuestras canciones muy muy dentro y eso, al final, es algo muy bonito.
–¿Habéis llegado ya a ese momento en el que pensáis que podéis vivir de la música, o siempre existe la duda de dejar vuestros otros trabajos (abogado, tatuador…)?
–Es muy complicado bienvivir de la música. A veces hemos fantaseado con ello, pero no hemos llegado a ese punto. A ver qué pasa con este disco (risas).
–¿Sentís que existe cierta burbuja en Madrid con la escena que se ha formado en la ciudad, y en Malasaña en particular (en Murcia también es típico hablar de la escena murciana), pero que luego al salir fuera te das cuenta de lo complicado que es vender entradas?
–Sí que pasa.
–Arde Bogotá nos contaron que nunca concibieron la banda como algo simplemente para divertirse. En una discográfica como Subterfuge y llegados a este punto, ¿qué significa para vosotros Niña Polaca y cómo creéis que se han cumplido las expectativas respecto a cuando os conocisteis siendo vecinos y formasteis el grupo o hicisteis aquel viaje a Polonia que dio lugar al nombre del grupo?
–La realidad ya ha superado cualquier expectativa. Improvisar sobre la marcha se nos da de locos.
–Y para finalizar, la pregunta que solemos hacer: ¿cuál es el último álbum que habéis escuchado del tirón?
–En mi caso, ‘Dark side of the moon’, de Pink Floyd.