Músicos de rock que han compuesto bandas sonoras para series (II)

 
Larry Hall, de 'Black Bird', y Mogwai

Larry Hall, el asesino protagonista de ‘Encerrado con el diablo’ (‘Black Bird’, en inglés), y Dominic Aitchison, uno de los fundadores y el bajista de Mogwai. El grupo escocés ha compuesto la banda sonora de la serie, estrenada este verano en Apple+. / RALPH_PH / APPLE+

 

Los responsables de poner la música a ficciones como ‘Hannibal’, ‘American Gods’, ‘The Knick’, ‘Encerrado con el diablo’, ‘Les Revenants’, ‘Manhattan’ y ‘The Wilds’ iniciaron su carrera en grupos como Red Hot Chili Peppers, Mogwai, Sigur Rós, Pulp y Air


Tras el primer repaso a varios de los autores más sobresalientes de bandas sonoras para series con ilustre pasado en el rock (aclaración: son bandas sonoras completas, no una canción suelta o simplemente la cabecera), la segunda parte incluye a otros que igualmente ya son tomados muy en serio en Hollywood. El principal motivo es que han aportado una nueva forma de crear atmósferas para las ficciones episódicas, huyendo de esos desagradables fondos genéricos y de relleno (como sucede generalmente en Marvel, salvo pequeñas excepciones como Alan Silvestri en ‘Los Vengadores’, que no ha conseguido dar con la tecla de una composición medianamente memorable después de muchas películas), ayudando a los directores a contar sus historias, pero manteniendo la personalidad de su música aunque, eso sí, lejos del encorsetado formato de la canción y, en muchas ocasiones, saboteando las propias convenciones estilísticas.

Es así como el grupo de post rock Mogwai lleva compaginando desde hace años ambas facetas, publicar discos y hacer bandas sonoras, mientras que otros famosos músicos han hecho ya sus pinitos en el mundo audiovisual, como Jarvis Cocker, líder de Pulp; Jon Thor Birgisson, Jónsi, vocalista y guitarrista de Sigur Rós, y Guy Garvey, cantante de Elbow. Y para completar la terna, dos de los veteranos más solicitados en la actualidad, Brian Reitzell y Cliff Martinez, que iniciaron su carrera como baterías de grandes bandas de rock y pop, y que han evolucionado musicalmente hacia la electrónica y el uso de sintetizadores para complementar los ambientes violentos y oscuros de series como ‘Hannibal’ y las producciones de Nicolas Winding Refn. ‘Spoiler alert’: son bandas sonoras que no suenan a rock.

 

Mogwai

 
 

En este caso no es un músico de una banda de rock, sino la banda al completo. Los escoceses Mogwai se han especializado desde hace años en compatibilizar la publicación de nuevos trabajos discográficos, y las giras que conllevan, con participar en todo tipo de proyectos audiovisuales, desde documentales como ‘Zidane. Un retrato del siglo XXI’ (2006), ‘Atomic: Living in Dread and Promise’ (2015) y ‘Before the flood’ (2016) hasta películas (‘La fuente de la vida’, interpretando las partituras de Clint Mansell y en colaboración con Kronos Quartet, 2006, y componiendo la banda sonora de ‘Kin’, 2018); y, como en este caso, series. Al tratarse de una banda que se ha especializado en la construcción de paisajes sonoros y en la que la mayoría de las canciones son instrumentales, parecía una elección lógica para una serie o película, pudiendo experimentar con el lado más delicado de su atronador torrente de sonido, sin dejar de lado sus famosos ‘crescendos’.

Su primera incursión en la pequeña pantalla fue para ‘Les Revenants’, disponible en Amazon Prime Video y que se estrenó en 2012 en Canal+ Francia. Con solo dos temporadas y 16 capítulos y basada en una película previa de 2004 con el mismo título –hay incluso ‘remake’ americano, ‘The returned’, cancelado tras solo una temporada por la baja audiencia–, está considerada como una de las mejores series de ‘zombis’ (no son zombis al uso como los de ‘The Walking Dead’, sino muertos que regresan a la vida sin un motivo aparente en un pequeño pueblo alpino, y las implicaciones que ello conlleva para su círculo más cercano), con un enfoque totalmente distinto a lo habitual, con más suspense que ‘gore’ y más elementos dramáticos que acción.

 

Por supuesto, al ser una banda sonora no contiene esos estallidos de rabia propios de su post rock, sino que la música tiene un papel mucho más contenido, creando un paisaje sonoro misterioso, en ocasiones opresivo, y rememorando esas canciones de su vasto catálogo más tranquilas y atmosféricas, destacando temas como ‘Hungry face’ y ‘Wizard motor’, la que abre y cierra el álbum oficial. Es la forma en la que Mogwai desafía todas las expectativas de los que esperan un post rock más directo en una serie que tampoco es la típica de muertos vivientes.

La banda de Stuart Braithwaite también fue la responsable de poner música a la miniserie italiana ‘ZeroZeroZero’ (2020), un drama criminal sobre el tráfico de drogas disponible en Amazon Prime Video y que cuenta entre sus directores y guionistas con Stefano Sollima (‘Roma Criminal’, Gomorra’, ‘Sicario: El día del soldado’…), con el sonido marca de la casa de los de Glasgow (ese piano y guitarras de ‘Visit me’, la electrónica de ‘I’m not going when I don’t get back’ o el elegante punteo de ‘Modern trolls’, por ejemplo), en el que coexiste la delicadeza con el ruido.

 

La más reciente aportación musical de Mogwai es para la miniserie ‘Black Bird’, estrenada este verano en Apple+, garantía casi siempre de calidad (y de poca repercusión, salvo excepciones), que supuso el último trabajo del actor Ray Liotta antes de su fallecimiento en República Dominicana. Al igual que en ‘Les Revenants’, se trata de una banda sonora atmosférica, íntima, por así decirlo, sin prácticamente ningún toque explosivo y siempre con un punto siniestro, en lugar de buscar excesivo protagonismo.

La mayor parte de la historia tiene lugar en una cárcel de máxima seguridad, siguiendo las vicisitudes de Jimmy Keene, el hijo de un policía condecorado que es condenado a diez años por tráfico de drogas, quien recibe una oferta del FBI para conmutar su pena a cambio de sacarle una confesión contra reloj a Larry Hall, un presunto asesino en serie, y mentiroso compulsivo, que está a punto de quedar en libertad por falta de pruebas.

 
 

Todo ello se traduce en menos guitarras contundentes y más teclados y sintetizadores para crear tensión ambiental (‘I like vans’, ‘Searching’…), aunque también hay piezas que podrían formar parte de cualquier disco de los escoceses, como ‘What if’, con un inicio con piano, al que se suma la batería y en el que al final aparece la guitarra para romper, aunque no de forma tan agresiva como en sus clásicos temas, y el medio tiempo ‘Not you too’, con sus típicos punteos.

Otro atisbo de los Mogwai más desatados, apocalípticos y electrónicos sucede en ‘Riot’, en pleno motín en la cárcel. En definitiva, sea en las piezas tranquilas (‘The bike’ es una de las más bellas) o en las más cañeras, la banda siempre sabe cómo no renunciar a su alma y acaba sonando a Mogwai.

 

Jon Thor Birgisson /  Jarvis Cocker / Guy Garvey

Este bloque está dedicado a tres figuras importantes de la música, aunque todavía no tan prolíficas en el mundo de las bandas sonoras. Jon Thor Birgisson, más conocido como Jónsi, es el líder y cantante de la banda islandesa Sigur Rós y desde hace años ha hecho sus pinitos en el mundo del cine y de las series junto a su pareja, Alex Somers (conocidos artísticamente como Jónsi & Alex), con quien ha escrito hasta un libro de recetas. Inicialmente, Birgisson hizo la banda sonora de la película ‘Un lugar para soñar’ (2011), de Cameron Crowe, y después firmó junto a Somers las de las películas ‘Aloha’ (2015), también de Crowe; y ‘Sin remordimientos’ (2021), de Stefano Sollima, así como de la serie, poco conocida en España, ‘Manhattan’, que consta de dos únicas temporadas entre 2014 y 2015 en la cadena WGN America, y en la que se narraba los entresijos del proyecto Manhattan, con el que se buscaba desarrollar la primera bomba atómica. Para la segunda temporada fueron sustituidos por Jeff Russo y Zoë Keating y, desafortunadamente, la serie no está disponible actualmente en ninguna plataforma (se estrenó en Movistar Plus+).

 
 

Crowe fue el primero en descubrir las posibilidades cinematográficas que tenía una banda como Sigur Rós, al incluir varios temas suyos en la película ‘Vanilla Sky’, lo que años después les llevó a sonar, e incluso hacer un cameo, en ‘Los Simpson’ y a crear su propia versión de ‘Las lluvias de Castamere’ para la cuarta temporada de ‘Juego de Tronos’, donde también aparecían en pantalla. Ese sonido único, que podría etiquetarse como post rock, unido a la etérea voz de Jónsi, que canta en un lenguaje inventado, el ‘vonlenska’ (o ‘hopelandic’), ayudaba a que la atención recayera en su música tan llena de atmósferas, con esos falsetes, melodías poco convencionales y guitarras tocadas con el arco de un violonchelo. Al igual que Mogwai, Jónsi parecía destinado a poner su música en el cine, y en las series, y se ha beneficiado de que muchos directores y productores ahora opten por contratar a artistas que no son el compositor típico de una película, para lo que cumple sobradamente el perfil.

 

En ‘Manhattan’, aparece ese lado puramente ambiental y experimental que caracteriza al dúo Jónsi & Alex, aunque también hay destellos de Sigur Rós, como el tema ‘There’s something I need to tell you’.                                                                          

En el caso de Jarvis Cocker, cantante de la banda británica Pulp y con varios discos en solitario, su mayor contribución tuvo lugar para ‘Likely Stories’ (‘Historias probables’, 2016), una miniserie del canal británico Sky Arts de cuatro capítulos que se basaba en historias cortas del escritor británico Neil Gaiman, ahora de moda por la adaptación de ‘The sandman’ en Netflix. El músico publicó un EP con cuatro canciones, una para cada episodio, titulado ‘Music from Likely Stories’, y que suponía su primer trabajo discográfico desde 2009, en el que aseguraba que no necesitó alejarse de su zona de confort.

 
 

Y es así porque se trata de canciones que destilan el sello personal de Cocker (en temas como ‘This is hardcore’ ya mostraba sus habilidades cinematográficas, con todo tipo de homenajes al séptimo arte), aunque más cercanas al folk (‘Looking for the girl’, por ejemplo) que al pop, y que en vez de cantar, se dedica a enunciar las palabras, casi como si narrara una historia. En la primera, ‘Theme from Likely Stories’, presenta el ‘riff’ principal que se va repitiendo de distintas formas en el resto y a través de diferentes instrumentos (teclados, sintetizadores, guitarra, lira…), y sirve para acompañar los títulos iniciales. En el lado estrictamente musical, contó para grabar los temas con artistas de sobrada experiencia y calidad, como el batería Tom Skinner, de gira en la actualidad junto a Thom Yorke y Jonny Greenwood como tercer miembro de la banda The Smile, y Adrian Utley, guitarrista de Portishead.

 

Se da la curiosidad de que las canciones fueron escritas antes de que se rodara un solo plano de la serie, por lo que las imágenes buscaron retratar el mundo tal y como sonaba en la cabeza de Cocker, que se inspiró leyendo las cuatro historias originales. Más o menos, lo contrario de lo que se suele hacer habitualmente, de modo que lo que aparece en los episodios se construyó a través de las canciones y la música del compositor, abordando temas como la obsesión destructiva y el canibalismo psicológico.

 
 

Guy Garvey, cantante de Elbow, también se ha ganado la vida en los últimos años gracias a las bandas sonoras. El grupo británico alcanzó la fama gracias a su disco ‘The seldom seen kid’, que se hizo con el prestigioso premio Mercury en 2008 (ya fueron nominados con su debut en 2001), que busca reconocer la originalidad y creatividad de los álbumes, imponiéndose al favorito de las apuestas, el ‘In rainbows’ de Radiohead. Se trataba de una de las muchas bandas surgidas en el post brit pop, que no solo logró hacer un disco redondo, sino que tenía dos canciones de matrícula de honor, la rockera ‘Grounds for divorce’ y los arreglos orquestales de ‘One day like this’.

 
 

Garvey colabora habitualmente para las bandas sonoras con Paul Saunderson, quien además de su trabajo en el cine y la televisión (‘The more you ignore Me’, ‘Coriolanus’, ‘Kick-Ass: Listo para machacar’…), ha hecho numerosos arreglos para grupos como Elbow, Coldplay, Badly Drawn Boy, Kasabian y Ash; y con Peter Jobson, también con una larga trayectoria en la música como bajista de la banda I Am Kloot, una de esas que aparecieron a finales de los 90 y que fueron etiquetadas dentro de lo que se llamó ‘Nuevo Movimiento Acústico’ (al que también pertenecieron Coldplay, en sus inicios; Travis, Starsailor, Turin Brakes, los propios Elbow…).

 

Los tres juntos han hecho la banda sonora de la película ‘Muerto en una semana (o le devolvemos su dinero)’ y de series británicas, no demasiado conocidas fuera de las islas, como ‘Life’, ‘Ciclos’, ‘Trying’ y ‘Cleaning Up’. Un buen ejemplo de su sello personal es ‘Life’, un ‘spin-off’ de la serie ‘Doctor Foster’, eminentemente sinfónica, pero con un toque pop. Garvey y Jobson firman también la música de ‘Hullraisers’, una ‘sit-com’ británica sobre las desventuras de tres mujeres en la ciudad de Hull (aquella de la que Noel Gallagher dijo una vez que era «un jodido agujero de mierda»), basada en una serie israelí, ‘Little mon’.


Brian Reitzell

 
 

No podía faltar en la lista un batería. Brian Reitzell inició su carrera musical en la banda americana Red Kross, a la que se incorporó en 1993, aunque también formó parte del dúo francés Air, con quienes grabó el mítico disco para la banda sonora de la película ‘Las vírgenes suicidas’ y su posterior trabajo, ’10.000 Hz Legend’, y participó en sus giras entre 1998 y 2001, y es miembro del grupo de synthpop TV Eyes. Pero su fama se la debe principalmente a su labor como supervisor musical (elegir las canciones para las escenas y conseguir los derechos) y compositor en el cine y la televisión. Dentro de lo primero, destaca su trabajo junto a la directora Sofia Coppola en ‘Las vírgenes suicidas’, ‘Lost in translation’, ‘María Antonieta’ y ‘The bling ring’.

En cuanto a la composición, aparece en los créditos de películas como ‘Friday Night Lights’, ‘Lost in translation’, ‘30 días de oscuridad’ y ‘Relic’, aunque sobresale por su contribución a series como ‘Boss’, ‘Awake’, ‘Hannibal’, ‘American Gods’ y el famoso episodio interactivo de ‘Black Mirror’, ‘Bandersnatch’ (que también cuenta con clásicos ochenteros de Frankie Goes To Hollywood, Eurythmics, Tangerine Dream y Depeche Mode, entre otros).

Una de las más destacadas es ‘Hannibal’, producida por el canal NBC y que en España se pudo ver a través de AXN, que durante tres temporadas (2013-2015) retrató la extraña relación entre el agente del FBI Will Graham y el doctor Hannibal Lecter (personajes de la novela ‘El dragón rojo’, de Thomas Harris) para meterse en la mente de asesinos en serie, pero que a pesar de su enorme calidad fue cancelada por las bajas audiencias –aunque no dejaba de ser sorprendente que una cadena generalista apostara en su parrilla por una ficción tan cruda y con tanto contenido de violencia– y nunca llegó a ser resucitada por ninguna plataforma, pese a la multitud de peticiones.

 
 

Creada por Bryan Fuller (‘Tan muertos como yo’, ‘Criando malvas’…), no solo brilló por las interpretaciones de Hugh Dancy y Mads Mikkelsen en los papeles principales, sino también por su cuidada producción, fotografía y, por supuesto, banda sonora. Así, una parte fundamental de la caracterización de Lecter es su pasión por la música clásica, en especial por compositores como Bach (la obra ‘Variaciones de Goldberg’ es su favorita), Stravinsky, Beethoven, Mozart, Schubert, Debussy y Chopin, que se combina acertadamente con el trabajo de Reitzell para retratar la inestabilidad mental de Will Graham –y su mayor dificultad para discernir entre sueño y realidad conforme avanzan los episodios–, eminentemente electrónico y con todo tipo de efectos sonoros, disonancias y poca melodía, buscando el choque ambiental en muchos momentos y, sobre todo, perturbar.

 

La ambientación sonora juega un papel fundamental en la serie, muy alejada de la clásica cinta de terror y de los efectismos facilones, combinando el repertorio de autores clásicos, empleado cuando Lecter cocina y durante las cenas que organiza con invitados, con la música original de Reitzell, en la que aparecen todo tipo de instrumentos, incluyendo el clavicordio y theremín que toca en algunas escenas el propio psicópata caníbal, hasta otros de origen japonés, chino e indonesio, siempre con especial protagonismo de la percusión (para la segunda temporada recurrió fundamentalmente a instrumentos orientales hechos de bronce).

Curiosamente, Fuller explicó que la labor de Reitzell estaba más próxima al diseño de sonido que a la propia composición. «Es diseño de sonido psicológico», declaró para The A.V. Club. En definitiva, algo más cercano a crear atmósferas agobiantes y asfixiantes que a simplemente música. Buena prueba es el inicio de ‘Savoureux’, de la primera temporada, que retrata perfectamente el ambiente de pesadilla en el que se desenvuelve la serie; y ‘Relevès’, que suena en una de las escenas más impactantes, en la que un personaje muere ‘accidentalmente’ calcinado dentro de una cámara hiperbárica, mientras que el ritmo de la percusión y los chillidos de los violines aceleran el pulso al espectador de forma magistral.

 
 
 

La banda sonora está disponible al completo, dividida cada una de las tres temporadas en dos volúmenes (al igual que los propios episodios, que se repartieron en dos tandas por regla general). Como particularidad, en lugar de canciones tipo de dos o tres minutos se incluyen lo que podrían considerarse como pequeñas ‘suites’, con duraciones que alcanzan incluso los 18 minutos. Porque la música siempre está presente a lo largo de los episodios, aunque no se escuche, con unos subgraves, según dicen, a unas frecuencias imperceptibles en unos altavoces estándares de televisión.

De la segunda temporada, hay que recomendar el último tema, ‘Bloodfest (From Mizumono)’, que funciona para dar un respiro de toda la tensión generada por las piezas anteriores y que acompaña uno de esos finales sangrientos que se quedan en la retina. Y de la tercera, Reitzell no solo juega a generar esa inquietante atmósfera onírica para mantener al espectador siempre en tensión, sino que añade la belleza de lo clásico (no en vano, la acción de los primeros episodios se traslada a Florencia), incluyendo el aria de las ‘Variaciones de Goldberg’ de Bach, y una canción que contrasta con el resto, ‘Snake charmer from Aperitivo’, junto a Marc Almond, vocalista de Soft Cell, siguiendo la línea del compositor de mezclar lo contemporáneo con lo clásico a lo largo de toda su partitura.

 

Respecto a ‘American Gods’, otra serie basada en una novela de Neil Gaiman que plantea un enfrentamiento entre los dioses antiguos y los modernos que controlan la tecnología, Reitzell solo se ocupó de la primera temporada, siendo sustituido por Danny Bensi y Saunder Jurriaans tras la salida de Bryan Fuller como máximo responsable.

 
 
 

En esa primera tanda de episodios –la serie completa está disponible en Amazon Prime Video– no solo nos regaló una sintonía que se ha mantenido durante toda la serie y que podría ser considerada una actualización del ‘Immigrant song’ de Led Zeppelin, muy al estilo de lo que ya hicieron Trent Reznor y Atticus Ross junto a Karen O para la película ‘The Girl with the Dragon Tattoo’ (‘Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres’, en España), sino también canciones junto a Mark Lanegan (versiones de ‘St. James Infirmary Blues’, hecha popular por Louis Armstrong; ‘In the pines’ –también conocida como ‘Where Did You Sleep Last Night’ gracias a Nirvana y escrita por Lead Belly– y ‘I Put a spell on you’, de Screamin’ Jay Hawkins), Debbie Harry junto a Shirley Manson (‘Tehran 1979’) y esta última en solitario (‘Queen of the bored’) y otras piezas instrumentales en las que tiene cabida la electrónica, el jazz, el folk, el góspel, el rock, el blues y hasta la música prehistórica (‘Nunnyunnini’, con instrumentos que son ramas de árboles, pieles de animales, piedras, conchas…). Una de las bandas sonoras de la lista que mejor se pueden escuchar como si fuera un disco y sin conocer nada de la serie.


 Cliff Martinez

 
 

Muchos quizás no sepan que el primer batería que grabó con Red Hot Chili Peppers no fue Chad Smith, sino Cliff Martinez, más conocido por su contribución a las bandas sonoras del director danés Nicolas Winding Refn (‘Drive’, ‘Solo Dios perdona’ y ‘The neon demon’) y en otras películas míticas, por diferentes motivos, como ‘Sexo, mentiras y cintas de vídeo’, ‘Narc’, ‘Traffic’, ‘Solaris’, ‘Contagio’ y ‘Spring breakers’. Martinez participó en los dos primeros discos de los californianos, ‘The Red Hot Chili Peppers’ y ‘Freaky Styley’, entre 1983 y 1986, siendo sustituido por Jack Irons, que en realidad era uno de los miembros fundadores de la banda, para el tercero. Antes de eso, ya había tocado en The Magic Band del genio musical Captain Beefheart y en el grupo de punk The Weirdos, y después también estuvo en The Dickies.

La contribución del compositor para la televisión ha sido principalmente elogiada gracias a ‘The Knick’ (2014-2015, actualmente disponible en HBO Max), la serie de Steven Soderbergh sobre la introducción de la ciencia en la cirugía en el cambio de siglo del XIX al XX, aparte de abordar otros temas candentes de la época como el racismo y la adicción a las drogas. Y es que a pesar de su ambientación en una ciudad de Nueva York de hace más de 120 años, Martinez no renuncia a su particular estilo a base de sintetizadores y guitarras eléctricas, que tan bien suena en los habituales escenarios con luces de neones de Winding Refn, pero también dentro del hospital Knickerbocker en 1900.

¿Y por qué decidieron replicar todo el estilismo de la época menos la ambientación musical? Pues porque Soderbergh consideraba que la música de principios del siglo XX era un «absoluto aburrimiento». Por eso recurrió a su colaborador habitual, Cliff Martinez, con quien lleva trabajando desde 1989 (en la ya mencionada ‘Sexo, mentiras y cintas de vídeo’) y cuya música de anteriores proyectos probó mientras filmaba la serie. Y aunque al principio el compositor mostró sus dudas por ese choque anacrónico que se podía producir, al comprobar que la música electrónica funcionaba, decidió embarcarse en el proyecto, que le supuso seis meses de trabajo simplemente para la primera temporada.

 

Y si en ‘Hannibal’ el nombre de los temas hacían referencia a platos de la cocina francesa, italiana o japonesa, en ‘The Knick’ muchos de ellos se llaman como el procedimiento médico, que se retrata con mucha crudeza y realismo, al que acompañan: ‘Placental repair’, ‘Aortic aneurysm junior’, ‘New hernia standard procedure’, ‘Son of placenta previa’…

Quizás la música puede resultar extraña. De hecho, es uno de los aspectos que más llaman la atención en la primera escena en la que el doctor John W. Thackery tiene que coger un coche de caballos desde un fumadero de opio para ir al hospital (aparte de ese estilo visual de Soderbergh de cámara en mano que lo asemeja más a un documental que a una serie de época), por la decisión de no recurrir a la típica banda sonora orquestal. Pero la electrónica fría y clínica de Martinez sirve perfectamente para añadir ese elemento de avances científicos que quiere ensalzar la serie (y que queda genial combinada con el sonido del coche de caballos en marcha en esa introducción, hay que reconocerlo) y describir la particular moral del protagonista, interpretado magistralmente por Clive Owen, un cirujano arrogante, autodestructivo y, sobre todo, drogadicto, como se deja bien claro desde el principio.

 
 

Y al igual que sucedió con Soderbergh, Martinez tampoco podía faltar en el debut televisivo en Estados Unidos de Winding Refn. Ocurrió en Amazon Prime Video con ‘Demasiado viejo para morir joven’ (2019), una serie con varios personajes que se entrecruzan a lo largo de sus 13 horas y 10 episodios y solo apta para los muy fans del director danés, en la que no falta un protagonista parco en palabras (Miles Teller coge el testigo del conductor de Ryan Gosling en ‘Drive’), su típica hiperviolencia, pasajes más que oníricos y todo tipo de virguerías visuales (esos ‘travellings’ que parece que nunca se acaban), con colores saturados y los omnipresentes neones de Los Ángeles.

 

La música, de esas que acaban metiéndose en la cabeza, se adapta a una historia de venganza especialmente extraña y con toda clase de personajes: policías corruptos, narcotraficantes mexicanos, asesinos yakuza, sacerdotisas, justicieros, pornógrafos que filman violaciones… Así, los sintetizadores se mezclan con las cuerdas en temas como ‘Naked guy murder’ y ‘Viggo and Diana’, en el que hay hasta una parte vocal que parece sacada de la ópera, y con otros instrumentos como el piano (la bella ‘High priestess of death’, que contrasta con las imágenes de violencia de un tiroteo en un motel a cargo del personaje al que hace referencia, la Suma Sacerdotisa de la Muerte), para ofrecer un sonido más orgánico de lo habitual en Martinez, incluidos muchos pasajes con theremín. Sin duda, la hipnótica banda sonora es de lo mejor de la serie (el argumento mezcla momentos brillantes con otros más desatinados), elevando aún más la belleza de las imágenes, incluyendo temas míticos como el ‘Ooh la la’ de Goldfrapp.

 
 

La última contribución de Martinez al mundo de las series por ahora son las dos temporadas de ‘The Wilds’, que Amazon Prime Video ha decidido cancelar y no tendrá final, una ficción sobre un grupo de chicas adolescentes que tienen que luchar por su supervivencia en una isla desierta tras un ‘accidente’ de avión, con muchos ‘flashbacks’ sobre por qué acabaron en ese vuelo, lo que hizo que las comparaciones con ‘Perdidos’ fueran habituales, aunque se trata puramente de un drama juvenil sin elementos sobrenaturales.

 

La elección del músico se debió a que los productores probaron algunos de los temas de ‘Demasiado viejo para morir joven’ para la serie, y les convenció el resultado. Aquí, el compositor recurre a su habitual fórmula minimalista de muchos sintetizadores y electrónica con algunos elementos orgánicos. En este caso, el uso de voces femeninas de fondo para temas como ‘Just another conversation’, el piano de ‘Son of taki worship’, tocado por el músico Gregory Tripi; la percusión en ‘Taki fight remix’ e incluso su habitual theremín.

La banda sonora de la segunda temporada salió publicada el pasado 20 de mayo, coincidiendo con su estreno ese mismo mes en Amazon Prime Video, siguiendo la línea de su antecesora. Además, tanto la primera como segunda tanda de episodios tiene muy buen gusto en la elección de las canciones de otros artistas, entre las que figuran ‘Reckoner’, de Radiohead; ‘Whispers’, de Halsey; ‘Welcome to the black parade’, de My Chemical Romance; ‘Personal Jesus’, de Depeche Mode; ‘School’, de Nirvana, y Martha, de Tom Waits.

 

Con este segundo volumen se cierra (por ahora) nuestro repaso a varios de los compositores de bandas sonoras para series que provienen del mundo del rock y el pop. Aceptamos sugerencias para el próximo.