The Darkness demuestra que el rock no merece morir

 

El cantante Justin Hawkins, felizmente recuperado para la causa musical, prueba que es uno de los mejores ‘frontmen’ del panorama actual y la banda británica derrocha talento y energía en la Sala Gamma de Murcia


A veces hay una fina línea que separa la genialidad de la locura, o eso dicen. Y otras veces, simplemente da igual la diferencia. Justin Hawkins es uno de esos genios locos de la música que andan sueltos, capaz de marcarse un solo de guitarra espectacular y hacer el falsete más agudo y operístico posible en una canción, como de, acto seguido, subirse a la tarima de la batería para hacer el pino y marcar las palmas al público con los pies y boca abajo. Así es un concierto de The Darkness, una combinación de hard rock clásico con muchas dosis de humor –y de talento, que quizás no se dice lo suficiente–, que en esta nueva gira apuesta por tocar íntegramente su nuevo álbum, ‘Easter is cancelled’, y una segunda parte con todos sus grandes éxitos, en la que el grupo, tras pocos meses de rodar las nuevas canciones, se desenvuelve mucho mejor.

Vestidos completamente de blanco, los componentes de la banda se subieron el pasado 31 de enero al escenario de la Sala Gamma de Murcia –los otros dos conciertos de su periplo por España eran en Madrid y Hospitalet (Barcelona)–, que presentó una muy buen entrada y ofreció un sonido excelente, a las 9 de la noche, para comenzar el concierto con la grandiosa ‘Rock and roll deserves to die’, con Justin Hawkins cantando la primera parte del tema desde fuera, para aparecer justo en el momento en el que la canción se anima y comienza la sucesión de riffs de guitarra que ya no pararon de sonar a lo largo de la hora y 40 y pocos minutos de concierto.

La decisión de tocar un disco nuevo al completo es siempre arriesgada, y aunque ‘Easter is cancelled’ se trata del trabajo discográfico más sobresaliente de los británicos más allá de su aclamado debut, ‘Permission to land’, la primera parte del concierto no pudo evitar ciertos altibajos, con el tema que da el nombre al disco y ‘Heavy metal lover’, con el guitarrista Dan Hawkins cantando la última parte de la canción con gorra y como si fuera un rapero, como dos de los momentos más destacados.

Tras finalizar esa primera mitad de concierto con la interpretación de Justin solo en el escenario con la guitarra acústica de ‘We are the guitar men’, llegó lo que todo el mundo esperaba, los grandes clásicos de The Darkness. Y el encargado de dar el pistoletazo de salida a la fase dos, con cambio de vestuario incluido a uno más rockero, fue el bajista Frankie Poullain cencerro en mano, quien dio la entrada para ‘One way ticket’, a la que siguieron otros temas como ‘Growing on me’, ‘Japanese prisoner of love’ y ‘Love is only a feeling’. Mención aparte merece la versión metalera que la banda hizo de ‘Street Spirit (Fade Out)’ de Radiohead, que aparece en su disco ‘Hot cakes’, con algunas estrofas de ‘While my guitar gently weeps’ de los Beatles.

Y para acabar el concierto ‘Get your hands off my woman’ y el único bis y la canción más esperada, ‘I believe in a thing called love’, en la que Justin Hawkins, quien demostró que se encuentra en plena forma y que está felizmente recuperado para la causa musical tras sus problemas de drogas del pasado, tras hacer sonar los primeros acordes, pidió a todo el mundo que se olvidaran del móvil por unos momentos y se dejaran llevar por la canción y bromeó toda la noche con que si entendían lo que decía.

La conexión entre el cantante, la banda –con también un inconmensurable Rufus Tiger Taylor, hijo de Roger Taylor, de Queen, en la batería–, y el público fue total. Si bien The Darkness no llegará nunca a igualar la repercusión que alcanzó en sus primeros años, se trata de una banda con una propuesta musical especial y un punto de excentricidad, en tiempos donde se alaba y prevalece la mediocridad. Sin duda, uno de los grandes conciertos del año en Murcia.  

Fotografías de Álvaro Rabadán