Las 10 canciones de Muse que queremos vivir en directo
La banda británica volverá este verano de gira a España, donde será cabeza de cartel del Mad Cool y de su nueva propuesta en el sur, el Andalucía Big Festival, además de tocar en el Mallorca Live y en Vigo; destacamos los temas imprescindibles de su discografía y que esperamos que suenen en sus conciertos, como ‘Stockholm syndrome’, ‘Plug in baby’, ‘Bliss’, ‘Knights of Cydonia’ y ‘New born’
Si eres de los que salivaron con ‘Won’t stand down’, pero frunciste el ceño tras escuchar ‘Compliance’, este es tu artículo. Porque Muse tiene esa dualidad. Es un grupo que durante años construyó una enorme base de fans que amaban sus riffs, su épica (que no grandilocuencia) y sus potentes directos, y muchos han seguido junto a ellos pese a su paso del rock alternativo a un estilo más libre, que a veces coquetea con el ‘mainstream’ –esa línea que traspasó Coldplay hace muchos años–, lo que les ha llevado a dejarse cautivar por modas tan pasajeras como el dubstep, muy presente en su disco ‘The 2nd law’ (2012); a abrazar decididamente el pop y el synthpop, con canciones tan empalagosas y prescindibles como ‘Follow me’, ‘Something human’, ‘Neutron star collision (Love is forever)’, ‘Dig down’ y ‘Get up and fight’, y a tomar unos riesgos y decisiones creativas no del todo acertadas, como los excesivos guiños a Queen y a los sonidos de los 80 y la tendencia a la sobreproducción –lo que viene a ser lo mismo–.
Todo ello, dejando a un lado unas composiciones más reconocibles (quintando el paréntesis de ‘Drones’, publicado en 2015, en el que rescataron sus raíces rockeras, aunque quizás de manera forzada y sin la genialidad de antaño), olvidándose del cariz apocalíptico y oscuro de los primeros trabajos y relegando las guitarras y, especialmente, el piano a un segundo plano, primando una excesiva experimentación y los sonidos electrónicos, con ritmos cada vez más simples (como esos odiosos chasquidos que sustituyen a la caja típica de la batería, antes incluso de que Timbaland –quien ya destrozó un disco de Chris Cornell– produjera la canción ‘Propaganda’) y el uso masivo de sintetizadores.
Aunque tampoco hay que dejarse arrastrar por ese mantra que se repite con la mayoría de los grupos en algún momento de su carrera. Ese que dice que «los discos antiguos eran mejores», porque en la última década también han creado auténticas joyas, como ‘The void’, ‘Algorithm’, ‘The dark side’, ‘The 2nd Law: unsustainable’, ‘Madness’ (quizás la más exitosa comercialmente de toda su carrera, encabezando 19 semanas consecutivas la lista de ‘Canciones Alternativas’ del Billboard americano), ‘Psycho’ y ‘The handler’, y han cosechado premios, como el Grammy logrado a Mejor Disco de Rock por ‘Drones’ en 2016.
Pero de lo que nadie puede dudar es que los primeros discos de Matt Bellamy, Dominic Howard y Chris Wolstenholme contienen tanta genialidad que, al repasar las canciones imprescindibles de su discografía, es lógico que la mayoría de ellas pertenezcan al periodo de gracia que transcurrió entre 2001 y 2006. Una época en la que publicaron sus tres mejores discos hasta la fecha: ‘Origin of symmetry’ (2001), ‘Absolution’ (2003) y ‘Black holes and revelations’ (2006). Y, por supuesto, siguen teniendo uno de los mejores directos del mundo, tanto por su sonido como por su puesta en escena con montajes faraónicos (pirámides invertidas, escenarios de 360 grados, drones que vuelan sobre el público, pirotecnia, pantallas XXL, robots, hinchables al más puro estilo Iron Maiden…), que renuevan cada gira, al nivel de otros gigantes que también saben mucho del tema del espectáculo y que no escatiman recursos, como U2, Metallica, Coldplay, Rammstein y Roger Waters.
Por eso siempre es buena noticia que este verano el público español tenga hasta cuatro oportunidades de poder verles en directo, en lo que será la presentación de las canciones de su noveno disco, ‘Will of the people’, con fecha de publicación prevista para el 26 de agosto, del que ya se conocen los dos adelantos anteriormente mencionados, uno con sonido metalero y otro más en la línea de su vertiente de pop ochentero, y en el que volverán a pelear contra su extraordinario legado.
Las citas a marcar en rojo en el calendario son las siguientes: 26 de junio, en el Mallorca Live; 8 de julio, en el Mad Cool Festival; el 8 de septiembre en el estadio de Balaídos en Vigo (tras una larga polémica entre la Xunta y el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, por el escenario del concierto), dentro de la programación del Xacobeo en Galicia; y el 9 o 10 de septiembre (todavía no se conoce el día) en el Andalucía Big Festival, un nuevo proyecto impulsado por la Junta de Andalucía y el Mad Cool, que tendrá lugar en la playa de Sacaba (Málaga) con un cartel muy atractivo: Rage Against the Machine, Jamiroquai, Biffy Clyro, Michael Kiwanuka, Paolo Nutini, Stereophonics, Kurt Vile & The Violators, Run the Jewels…
Sin conocer todavía en detalle el repertorio que tocará la banda originaria de Teignmouth (en Devon, en el sudoeste de Inglaterra), en su gira, en ‘Alternavivo’ elegimos las diez canciones que consideramos más sobresalientes de toda su discografía y que más nos gustaría vivir en directo.
10 Showbiz (1999)
La canción que sirvió como aviso de lo que Muse iba a hacer dos años después en ‘Origin of symmetry’, que simplemente fue una evolución natural del sonido de la banda, sin los altibajos de su predecesor y con muchos más medios, y donde explotaron todas sus virtudes. Aunque ‘Showbiz’ no fue de los que más llamaron la atención del debut en 1999 (como sí lo hicieron los ‘singles’ ‘Muscle museum’, ‘Unintended’ y Sunburn’), el tema que da título al disco, y que estaba inicialmente llamado a ser lanzado como sencillo (al final el elegido fue ‘Cave’), se ha convertido con el paso de los años en uno de los favoritos de los fans, hasta el punto de que cada vez que se abre una votación para elegir el repertorio de uno de sus conciertos, suele ser el escogido en primer lugar, por delante de cualquier otro (‘Bliss’ y Citizen erased’ suelen ser los otros habituales). La última vez, en Buenos Aires, en la gira de ‘Simulation Theory’ de 2019, por aclamación popular.
Su inicio es diferente a la mayoría de las canciones del grupo, con un ritmo de percusión que va creando tensión junto al bajo y al que se le añade la repetición de la línea «controlling my feelings for too long» hasta que solo se queda sonando la guitarra y continúa la letra. En directo se trata de una introducción que se suprime (los primeros 45 segundos) y arranca directamente por el punteo de guitarra y la parte cantada, hasta alcanzar un clímax aún más épico en el final con el añadido del ‘riff’ de la cara B ‘Ashamed’.
En los orígenes de la banda, fue de las primeras canciones en sonar en directo, meses antes de que se publicara el disco, en la BBC, a través del programa de Steve Lamacq, un locutor mítico de la radio inglesa a quien le llamó la atención Muse después de que Matt Bellamy le entregara a la recepcionista en Londres una copia del EP ‘Muscle Museum’ dirigido hacia él, canción que emitió semanas después y que se convirtió en la primera del grupo que sonó por las ondas.
Es, además, una de las canciones en las que Matt Bellamy alcanza la nota más aguda con la voz (su rango vocal supera las tres octavas), junto a ‘Micro cuts’ y ‘Survival’, justo al final, lo que en directo desembocaba casi siempre en que su guitarra saliera mal parada, como en aquel mítico concierto durante el festival de cine de Cannes en el que acabó lanzada desde el escenario hacia la playa. La letra aborda lo difícil que es ocultar esa personalidad de nuestro interior que no queremos que nadie descubra.
Sin duda, es una de las canciones que muestran a Muse en estado puro, siempre ‘in crescendo’ hasta que todo explosiona definitivamente en el estribillo, y con un gran solo de guitarra. La producción de la canción, y de la mayor parte del primer disco, corrió a cargo de John Leckie, quien ya había adquirido un gran estatus en el Reino Unido gracias a su trabajo en ‘The bends’ de Radiohead, de ahí las eternas comparaciones con la banda de Oxford, y en el debut de The Stone Roses.
9 Uprising (2009)
‘Uprising’, perteneciente al álbum ‘The resistance’, es uno de los mayores éxitos de Muse en Estados Unidos, donde permaneció hasta 17 semanas en el número uno de la lista de canciones alternativas, y de los temas más reivindicativos en su letra (lo que les obligó a dejarla fuera de un ‘setlist’ en China durante un concierto por la censura del gobierno), al ser compuesta tras la crisis económica de 2008 y abordar la desconfianza generalizada que existía (y existe) hacia los bancos, las grandes multinacionales y la clase política.
Su estribillo, «They will not force us / They will stop degrading us / They will not control us / We will be victorious», es uno de los más recordados y coreados en cada uno de sus conciertos. Parece hecho expresamente para ser cantado por miles de personas en un estadio.
Musicalmente, destaca por su toque glam gracias a los sintetizadores, en lo que intentaba ser una versión heavy de un tema del grupo Goldfrapp, o una canción de protesta sobre una base al estilo de Marilyn Manson. Además, siempre gana en directo, en el que sustituyen el sintetizador del final por la repetición del solo de guitarra, pero con más potencia y con el bajo también tocando el ‘riff’ principal, y que a lo largo de los años ha variado en la parte de guitarra, que Matt Bellamy ha llegado a tocar con una de doble mástil (ser el máximo accionista de la compañía Manson Guitar Works, con la que ha colaborado durante dos décadas, facilita contar con un arsenal casi infinito), aunque en los últimos años ha dejado que Morgan Nichols, el cuarto miembro de la banda (aunque para la nueva gira será sustituido por Dan Lancaster, tras anunciar a través de Twitter que, por deseo propio, no iba a participar en ella), tocara la mayor parte y él solo cogía el instrumento para el solo.
Aunque la mejor interpretación es la que se hizo durante el programa italiano de televisión ‘Quelli che il Calcio’, de la cadena RAI Due, en el que se intercambiaron los instrumentos al ser obligados a hacer ‘playback’, con Matt Bellamy tocando con gran entusiasmo la batería, Chris Wolstenholme (el más creíble) con la guitarra y el teclado, y Dominic Howard cantando y con el bajo. Eso sí, no se trataba de la primera vez, puesto que ya hicieron algo parecido en 2001 en la televisión inglesa, en el programa ‘Live & Kicking’, en aquella ocasión con ‘New born’ y con el cantante más desatado que nunca, mientras Dom y Chris intercambiaban roles.
8 Supermassive black hole (2006)
El primer adelanto del disco ‘Black holes and revelations’ resultó ser una canción que quería sonar como un cruce entre Prince y Franz Ferdinand con la música disco, algo así como heavy funky. Aunque, en realidad, Bellamy reveló que la principal influencia eran las bandas belgas de la época, como Millionaire, dEUS, Evil Superstars y Soulwax, que fueron de las primeras en mezclar los ritmos propios del R&B con las guitarras del rock alternativo, aunque Muse se tomó la licencia de añadir uno de sus clásicos ‘riffs’ contundentes a lo Rage Against the Machine (que en los conciertos no es tan repetitivo y suele evolucionar a distintas formas), hecho por el cual apareció en el videojuego ‘Guitar Hero 3’.
Además, recurrieron por primera vez a un ‘vocoder’ para el estribillo, donde el batería de la banda canta «into the supermassive», los únicos coros que suele hacer durante las actuaciones. En directo también es famosa porque Bellamy usa el Kaoss pad integrado en su guitarra (una pantalla táctil que le permite controlar los efectos y modificar la configuración directamente desde el instrumento, sin tener que recurrir a la pedalera), con el que imita el ‘scratching’ de un DJ durante el simulacro de solo.
Una canción que suena a rock, R&B, electrónica y funky, y que puede establecerse, junto a ‘Map of the problematique’, como el inicio de esa búsqueda de otros sonidos de la banda que ha caracterizado a sus últimos discos, y que no siempre han sido tan exitosas como en esta ocasión.
También contribuyó a que la banda ganara popularidad en Estados Unidos, al aparecer en la banda sonora de la película ‘Crepúsculo’ (algo que el bajista Chris Wolstenholme comparó con «vender el alma» durante una entrevista con la BBC), aunque muchos preferirán recordarla en series como ‘Los Soprano’, ‘Doctor Who’ y ‘Entourage’, además de en los videojuegos ‘FIFA 07’, ‘Rocksmith 2014’ y el ya mencionado ‘Guitar Hero 3’.
7 Hysteria (2003)
Una de las mejores líneas de bajo de la historia. De hecho, salió elegida en una encuesta que realizó ‘Music Radar’ como la número uno, por delante de otras míticas de Rush, Queen, Pink Floyd, Metallica, The Who, Tool y Yes, lo que desató cierta polémica. No obstante, el propio medio la ubicó posteriormente en un más discreto, y quizás correcto, puesto 17, en la lista elaborada por sus expertos. Pero de lo que no cabe duda es que se trata de un bajo, tanto por su agresividad como por la cantidad de notas y la velocidad constante (lo que hace a la canción especialmente recomendable de escuchar para los ‘runners’), que se queda grabado desde la primera escucha, gracias a ese extra de fuzz que lo asimila al sonido de guitarra –un recurso muy presente desde sus inicios y en bandas actuales como Royal Blood– y al buen hacer y habilidad de Chris Wolstenholme, cuyos referentes han sido bandas como Nirvana, Primus, Sonic Youth, The Smashing Pumpkins y Rage Against The Machine.
El músico describe la relación que tiene al tocar con Matt Bellamy como la de un grupo de cámara, algo que queda reflejado en el caso de ‘Hysteria’, en la que el bajo lleva una melodía y la guitarra otra distinta, por lo que tiene igual peso, o incluso más, como instrumento principal. Esa es precisamente una de las mayores cualidades de Muse, agregar a su música un bajo más protagonista y dinámico. La estructura de ‘power trío’ de la banda obliga a que tenga que rellenar más sonido de lo normal, como si fuera también una guitarra rítmica, lo que hace gracias a los diferentes efectos y distorsiones que usa en temas tan directos, y de espíritu grunge, como ‘Hyper music’.
La letra describe la obsesión por querer algo que no puedes conseguir y en el videoclip el protagonista es el actor Justin Theroux, en uno de sus trabajos previos a protagonizar ‘The Leftovers’, quien se despierta en una habitación de hotel (aunque no en la bañera) totalmente destrozada, e intenta averiguar qué ha sucedido viendo los vídeos que ha grabado a lo largo del día anterior de una prostituta, con la que mantiene un encuentro, con final violento. En la versión del director, en los vídeos que observa en la pantalla aparecen diferentes mujeres. También existe un vídeo alternativo –más apto para todos los públicos–, en el que la banda toca delante de una pantalla en la que se proyectan diversas imágenes.
El tema apareció por primera vez en sus directos en la gira festivalera de 2002, una versión en la que Matt Bellamy también tocaba la parte del bajo con la guitarra al inicio y el solo aparecía justo al final de la canción, y desde hace años suele ser acompañada por el final del ‘Back in black’ de AC/DC. Pero la verdadera precursora de ‘Hysteria’, por su poderoso bajo, es una cara B, ‘Futurism’, que fue incluida originalmente en la versión japonesa de ‘Origin of symmetry’ y recuperada en la edición del XX aniversario. Su inicio es un guiño a ‘Too many puppies’ de Primus. Se trata de una de las canciones que menos ha tocado Muse en directo por su dificultad, o eso dicen, pero que recuperaron en su última gira para el jam instrumental de la batería y el bajo.
6 Bliss (2001)
La canción de toda la discografía de Muse favorita de Matt Bellamy, con la que cerraba los conciertos en sus inicios y con la que suele lanzar globos gigantes al público. Desde que suenan los primeros arpegios delicados de piano y después con unos sintetizadores que parecen sacados de un juego Arcade, aunque decían que estaban inspirados en un programa de televisión infantil (eso contó Bellamy en una entrevista, pero en realidad pertenecen al videojuego ‘Top Gear’ de la Super Nintendo), instaura la felicidad en todo aquel que la escucha o, como definió el propio cantante y compositor, ese «estado mental en el que das todo lo que tienes sin necesidad de que te lo devuelvan».
Y, sin duda, cuenta con uno de los videoclips más icónicos de Muse, dirigido por el cineasta David Slade (conocido fundamentalmente por la película ‘Hard candy’ y que también fue el responsable de ‘New born’, ‘Hyper music’ y ‘Feeling good’), ese en el que Bellamy se lanza y cae al vacío por el agujero de una especie de estación espacial hasta que llega al final y acaba desvaneciéndose en el universo.
La canción sonó por primera vez en directo en el festival Bizarre de Alemania en el año 2000. En aquella versión no había guitarra, solo la espiral de los sintetizadores, que sonaban todavía más a videojuego que en la grabación en el disco (donde tienen tanto o más peso que la guitarra en la mezcla final), tocados por el cantante, más la contundencia del bajo y la batería, y cambiaba el orden de muchas de las frases en la letra. En ese concierto, la primera línea no era el popular «Everything about you is how I’d wanna be», sino la que aparece después del estribillo: «Everything about you pains my envying». También hay demos con guitarra y sin sintetizadores.
Desafortunadamente, pese a su antigüedad, no es uno de los temas más habituales del repertorio en directo de la banda, aunque sea uno de los favoritos de los fans. Actualmente ocupa el puesto número once, con el contador detenido en 528 veces. A lo largo de los años ha variado notablemente la introducción del tema, en la que en la mayoría de las ocasiones la guitarra sustituye al piano –con algunas excepciones– del principio, al igual que en la ‘outro’ extendida en la que Matt Bellamy suele acabar la canción con un solo y uno de sus clásicos ‘riffs’.
5 Knights of Cydonia (2006)
Seis minutos de épica, en los que caben los sonidos del spaghetti western de Ennio Morricone (en directo suele ser precedida por su ‘Man with a harmonica’, de la película de Sergio Leone ‘Once upon a time in the west’), de rock surfero, de caballos galopando y de láseres, y la grandilocuencia, bien entendida, de Queen. La extensa introducción buscaba usar la guitarra, con mucho trémolo, en lugar de la voz y estaba basada en la banda del padre de Matt Bellamy, The Tornados, principalmente en la canción ‘Telstar’, en la que George Bellamy era el guitarrista rítmico. «Queríamos hacer algo distinto», confesó el bajista de la banda, Chris Wolstenholme, en las entrevistas de promoción.
El resultado es un tema con tintes de rock progresivo que parece compuesto en los años 60 y 70 o para una banda sonora, y que difiere de la estructura de cualquier otra canción prototípica de Muse y retoma la senda de ‘Origin of Symmetry’ de no escatimar en la duración de la música y desafiar la paciencia de los fans (nada de los tres minutos y medio de rigor de las versiones radiofónicas), con un estribillo hecho a medida para ser cantado por grandes multitudes en un estadio, y un ‘riff’ final propio de Dream Theatre.
No one's gonna take me alive
Time has come to make things right
You and I must fight for our rights
You and I must fight to survive
No one's gonna take me alive Time has come to make things right You and I must fight for our rights You and I must fight to survive
Desde hace muchos años se ha convertido en la encargada de cerrar sus conciertos, al igual que servía para cerrar el telón del disco ‘Black holes and revelations’, y siempre ha sido una de las más complicadas de ejecutar en el ‘Guitar Hero III’.
También cuenta con uno de los mejores videoclips que nunca ha rodado la banda, dirigido por Joseph Kahn, responsable de otros míticos como el ‘Toxic’ de Britney Spears y ‘Without me’ de Eminem, y quien ya había trabajado con el trío británico en otro de sus vídeos más famosos, ‘Muscle museum’, y que incluyó todo tipo de referencias hacia títulos clásicos de la ciencia ficción (‘Battlestar Galactica’, ‘Westworld’, ‘La fuga de Logan’, ‘El planeta de los simios’, ‘Star Wars’…)
4 Plug in baby (2001)
El ‘riff’ más conocido de Muse, inspirado en el órgano de la ‘Tocata y Fuga en Re Menor, BWV 565’ de Johann Sebastian Bach y potenciado por los efectos de las setas alucinógenas en el momento de su grabación, es también con el que la banda más conecta y contagia energía al público en los conciertos (de hecho, es el tema más tocado, con 1.030 veces, antes de iniciar su inminente gira). La revista ‘Total Guitar’ lo eligió el mejor del siglo XXI (por delante, entre otros, de los ‘riffs’ de ‘Slither’ de Velvet Revolver, ‘Seven nation army’ de The White Stripes, ‘No one knows de Queens of the Stone Age y ‘Mr. Brightside’ de The Killers), pero la canción también destaca por una base rítmica contundente, con un bajo muy al estilo del sonido de ‘Sexy boy’, de Air, y un estribillo simplemente perfecto: «My plug in baby / crucifies my enemies / when I’m tired of giving».
El título de la canción viene del nombre de un monitor de bebé que vieron en un catálogo de la marca Argos. La canción, aunque apareció en el segundo disco de la banda, ya había sonado en algún directo en 1996 y formaba parte de sus primeras maquetas, grabadas entre 1996 y 1997 en un estudio de la localidad inglesa de Newton Abbot, aunque, curiosamente, no estaba presente el famoso ‘riff’ que finalmente la ha hecho más conocida. El primer nombre que tuvo fue ‘Virtual reality’ («God was in me and I’m in virtual reality / I’m tired of living», decía la letra).
‘Plug in baby’ fue una de las canciones que motivaron que ‘Origin of Symmetry’ no fuera inicialmente publicado en Estados Unidos, puesto que la discográfica que tenía los derechos en el país, Maverick Records, quería que la banda la regrabase eliminando o rebajando los falsetes de Matt Bellamy (algo imposible de hacer en otras canciones como ‘Micro cuts’ y una de las señas de identidad del tema junto al ‘riff’) para que fuera más ‘radio-friendly’. No lo hicieron, y hasta 2005 no llegó al mercado norteamericano.
Probablemente allí pensaron que un disco inspirado en el libro ‘Hiperespacio’ (la canción ‘Hyper music’ es un guiño directo), del físico teórico Michio Kaku, y en que todo el universo está armonizado por la simetría, no tendría demasiado recorrido, pero los siguientes tampoco se quedaron atrás, poniendo el foco en los misterios de los agujeros negros, la segunda ley de la termodinámica y la teoría de la simulación, además de todo tipo de elucubraciones conspirativas (el proyecto MK Ultra, el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia o HAARP…).
3 Stockholm syndrome (2003)
La canción toma el nombre del síndrome de Estocolmo para describir una relación tóxica. Posee uno de los mejores ‘riffs’ de la carrera de Muse, inspirado en System of a Down, que se repite a lo largo de sus cinco minutos variando la velocidad, y que nació antes incluso de convertirse en canción en algunos de los directos, donde ya sonaba en los festivales más importantes de Europa en 2002.
Además, cuenta con uno de los estribillos más redondos de la banda, en el que incluyeron unas notas de piano celestiales y los arpegios de sintetizadores que se convirtieron en una de las señas de identidad de la banda durante sus primeros discos. Y, en general, posee un sonido mejorado respecto a ‘Origin of symmetry’, gracias a la enorme contribución del productor e ingeniero Rich Costey (Audioslave, RATM, Interpol, Franz Ferdinand, Bifft Clyro, Foster the People, Death Cab for Cutie, The Mars Volta…), quien también es responsable de ‘Black holes and revelations’.
De hecho, fue una de las primeras canciones que grabaron junto a él para ‘Absolution’ durante las sesiones en los Air Studios de Londres, con el objetivo claro de que sonaran «más poderosos y agresivos», algo que ya había hecho en las mezclas de grupos como Audioslave y RATM, y que replicó con Muse, centrándose especialmente en la batería (esta es claramente una de las canciones en las que más se luce Dominic Howard, junto a ‘Assassin’), y aportando esa visión externa y tranquilidad necesarias para rematar las canciones.
Como curiosidad, es una de las pocas canciones de la banda que cuenta con un videoclip con dos versiones (algo que era bastante más habitual en los años 90). En la americana aparece el trío tocando en un ‘talk show’ ficticio, llamado ‘Oracle TV’, en el que el presentador sale volando y el público acaba destrozando el estudio.
También es la canción que más contribuyó a que Matt Bellamy apareciera en el ‘Libro Guinness de los Récords’ por destrozar el mayor número de guitarras, 140, durante una gira. Sucedió en 2004, durante la promoción de ‘Absolution’. Unos lanzamientos de guitarra que, en alguna ocasión puntual, han acabado impactando en Dom Howard y causándole alguna pequeña herida.
2 New born (2001)
Al principio suena un piano muy sutil, casi como si fuera una canción de cuna, al que se van sumando las notas suaves del bajo de Chris Wolstenholme, la voz de Matt Bellamy (y sus respiraciones cada vez que comienza una nueva línea) y el ritmo que marca Dom Howard hasta que, de repente, la última nota del teclado se queda sonando y creando tensión hasta que surge el ‘riff’ más contundente y con mayor distorsión de guitarra de todo el disco, al que se unen unos platillazos atronadores y una caja, en contraposición, excesivamente seca (el sonido de la batería es uno de los debes de ‘Origin of symmetry’), y un bajo igual de arrollador.
La mejor apertura de cualquier disco de Muse, con la que finiquitaban las comparaciones con Radiohead (en aquellos años, con ‘Kid A’ y ‘Amnesiac’, ni la propia banda de Oxford estaba interesada en sonar como Radiohead) gracias también a su colosal estribillo y una letra que avisaba de los peligros de la tecnología, con muchas referencias a la película ‘The Matrix’:
Destroy the spineless
Show me it’s real
Wasting our last chance
To come away
Just break the silence
‘Cause I’m drifting away
Away from you
Los miembros de la banda han contado en alguna ocasión que antes de actuar en el festival australiano Big Day Out en 2004 pudieron escuchar a los músicos de Metallica, con quienes compartían cartel, tocando ‘New born’ en un ensayo después de que James Hetfield y Kirk Hammet vieran su concierto desde detrás del escenario.
‘New born’ es, además, una de las canciones favoritas en directo, donde, con el paso de los años, la parte de guitarra ha perdido revoluciones y suena cada vez más lenta, mientras que la introducción ha ganado velocidad y ya ni siquiera la toca Bellamy, y con un solo que evoluciona cada gira y en el que sobresale el uso del pedal Whammy (cambia la afinación) para darle ese sonido característico, más todos esos efectos que maneja directamente desde la guitarra.
Muchos también la recordarán por aparecer en la película francesa ‘Haute tension’ (‘Alta tensión’, en España), a la que le sienta bien para añadirle más nervio a una persecución por carretera y que no desentona dentro de sus grandes dosis de sangre y gore. Paul Oakenfold hizo un ‘remix’ que salió en ‘Operación Swordfish’.
En la última gira formó parte del conocido como ‘Metal medley’, uno de los bises de los conciertos en el que Muse tocaba seguidas unas versiones (excesivamente) acortadas de ‘Stockholm syndrome’, ‘Assassin’, ‘Reapers’, ‘The handler’ y ‘New born’.
1 Citizen erased (2001)
La gran obra maestra de la discografía de Muse es ‘Citizen erased’, una canción con cierta aura distópica (la letra está basada en el libro ‘1984’ de George Orwell, en el que los ciudadanos son privados no solo de su libertad, sino también de su privacidad mediante el uso de las nuevas tecnologías), que supera los siete minutos y en la que todo el peso desde el inicio recae en un ‘riff’ mastodóntico, con muchos armónicos, de una guitarra de siete cuerdas (de la marca Manson, diseñada para un músico de jazz que en el último momento decidió no comprarla, lo que aprovechó Matt Bellamy para quedársela), con el sonido más heavy y pesado de la banda y, probablemente, el mejor solo. También impacta por el constante juego de intensidades, al pasar de la explosión del ‘riff’ principal a un estribillo desgarrador y a un punteo de guitarra hipnótico en las diferentes transiciones.
Por si fuera poco, regala unos minutos finales completamente diferentes e inesperados, por la calma y tranquilidad que aportan, en el que el piano es el gran protagonista (Matt Bellamy consideraba que tenía tantos minutos heavies que necesitaba un pequeño respiro al final, para lo que añadió una canción diferente), arropado de sonidos atmosféricos, casi como si hubiera un zumbido constante, lo que eleva a ‘Citizen erased’ a convertirse en el tema más sobresaliente y el preferido por los fans más hardcore.
Curiosamente, la canción no nació del ‘riff’ de guitarra, sino a partir del ritmo de la batería de Dominic Howard y es, con sus siete minutos y 20 segundos, la segunda más larga en la discografía de Muse, solo superada por ‘The globalist’ (10:07), que se vendió como una especie de secuela, y sin tener en cuenta ‘Exogenesis: Symphony’, que se dividía en tres partes (12:51).
La versión incluida el año pasado en el ‘XX Anniversary RemiXX’, en la que se renueva el sonido del disco original para que los instrumentos suenen más nítidos y se añaden elementos que se grabaron, pero que no fueron incluidos o no se apreciaban del todo, da mayor protagonismo a las cuerdas y al piano de la ‘outro’, al eliminar los sonidos de sintetizadores del final (que eran como una especie de sirena o alarma) que conectaban con ‘Micro cuts’, e incorpora mucha más distorsión en el ‘riff’ principal. Aunque nuestra preferida es la que suena en el directo ‘Hullabaloo’, al ser una canción que mejora exponencialmente en los conciertos respecto a la grabación original, como sucede con otras muchas de la banda y de esta lista.
* Dead star (2002)
Publicada como un ‘single’ independiente entre ‘Origin of symmetry’ y ‘Absolution’, se trata de una de las canciones más metaleras de Muse, compuesta tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, y que la banda incorporó a su ‘setlist’ antes de grabarla, evolucionando por el camino hacia un sonido cada vez más duro. Una de mis favoritas, que podría perfectamente haber entrado en el ‘top ten’ y que siempre supone una sorpresa agradable en directo.
De la lista se han quedado fuera varias de las canciones más exitosas y tocadas en directo de la banda, como ‘Time is running out’ (943 veces), ‘Starlight’ (753), ‘Feeling good’ (488), ‘Madness’ (359) y ‘Mercy’ (239, no son muchas pero, de cualquier modo, demasiadas), por el hecho de que algunas de ellas ya están totalmente amortizadas y deberían dejar paso a otras más infravaloradas, como es el caso de las ya ponderadas en este artículo ‘Showbiz’ y ‘Dead star’, u otras que pasaron demasiado pronto al olvido, como ‘Muscle museum’, ‘Micro cuts’, ‘Assassin’ y ‘Sunburn’; joyas con las mejores letras de Muse, como la antirreligiosa ‘Megalomania’ (apenas ha sonado 45 veces y la mayoría entre 2001 y 2002) y ‘Map of the problematique’; y maravillas al piano como ‘Space dementia’ y ‘Apocalypse please’, un instrumento que con el paso de los años ha perdido protagonismo en los conciertos.