Otra mirada a la escena murciana

Es evidente que la Región de Murcia es fértil musicalmente como pocas otras en España. Pero también lo es que nacer en ella no ofrece un carnet al éxito asegurado


Quiero comenzar este artículo haciendo una confesión. Cualquier texto que tenga como fin repasar o, peor aún, resaltar, la llamada ‘escena murciana’ me produce, de primeras, repulsa. Así que paradójicamente estas primeras palabras van para ti, que no estás leyendo esto porque la pereza del tema te invade. Te comprendo.

En Murcia, y fuera de ella, hemos manoseado ese término hasta la saciedad. Es habitual que los grupos que han crecido en nuestra huerta confiesen que la pregunta «¿qué pasa en Murcia?» es la más repetida en cualquier entrevista. Y aunque esto sea algo que hay que llevar con orgullo, no es menos correcto coger aire, tomar perspectiva y analizar la situación real sin la contaminación que conlleva leer constantemente que vivimos en un lugar privilegiado musicalmente hablando. Perder la objetividad cuando uno escucha algo que le agrada es muy peligroso. Y, por desgracia, demasiado habitual.

Pero si dejamos de lado el obvio halago que produce saber que estás haciendo un buen trabajo, lo que realmente marca diferencias es poder dejar la fábrica, el mandil o la oficina y colgarte la guitarra sabiendo que puedes vivir de ello.

Hace diez años de ‘Fracciones de un segundo’, el disco que catapultó a Second a ese rincón exquisito reservado para las pocas bandas que pueden vivir de tocar en este país. Su consistencia en el tiempo ha sido notable, manteniéndose en la zona noble de los carteles de los festivales más importantes del país. El testigo lo recogió siete años más tarde Viva Suecia, cuyo ascenso fue meteórico, empezando ya con su primer EP, ‘La fuerza mayor’, y arrasando completamente con ‘Otros Principios Fundamentales’ y ‘El Milagro’, que alcanzó el número 2 de ventas en España. Entre medias, en 2012, Varry Brava y su ‘Demasié’ y Neuman, murciano de adopción y alma libre alejada de ataduras y estereotipos. Ellos son los estandartes, los pilares sobre los que se sujeta nuestra escena. Los que, gracias a su talento y trabajo duro, pudieron colgarse la guitarra sin pensar en que las musas deben respetar la prioridad que marca la jornada laboral.

Cada año surgen nuevos grupos que engordan la lista de la escena. Y solo el hecho de vivir en la Región de Murcia les convierte automáticamente en aspirantes a repetir el éxito de los espejos en los que se pueden mirar. El porqué de la eclosión de grupos no es el asunto principal de este artículo, pero los factores principales son: lugares donde tocar, festivales de distintos tamaños a los que asistir y aspirar a participar, locales de ensayo llenos de chavales y no tan chavales y medios de comunicación locales dando cobertura a todo lo que sucede. Una ciclogénesis perfecta a la que añadir el hecho de que no es lo mismo buscar un referente en una revista o una fría web que tenerlo ensayando al lado o tomando una cerveza en el mismo bar que tú frecuentas. Los reverenciados Noise Box, casi coetáneos de Second, que continúan reinventándose disco tras disco y recibiendo buenas críticas allá por donde pasan. Nunatak, llenando en Madrid, paseando sus ‘shows’ por toda España y compartiendo carteles con los más grandes. Perro, ahora en ‘standby’, pero con una legión de fans incondicionales que ya los quisiera para sí Justin Bieber. O Arde Bogotá, un caso extremo, con un ‘hype’ tremendo pese a tener solo una canción editada. Y muchos más que os sonarán: Kracauer, Poolshake, Claim, Glas, AAMamá, Funicular, Mala Cotton… Y otros que no tanto: Those, Hoax, The Meatpies, Roi Nu, Analogic… Podría seguir, pero no hace falta. Unos se encuentran en el trampolín, buscando impulso, esperando ese que les lleve a saltar. Otros ya se han rendido o han comprobado que a veces la piscina no tiene agua, sino que está vacía.

Entre tanto, entre saltito y saltito en el trampolín del mundo musical, el tiempo no se para. Mientras se espera a la oportunidad de oro, muchas veces prometida por trileros cuya única tarjeta de presentación son los contactos de su iPhone, los finales de mes donde hay que alimentar bocas siempre llegan. Y el sueño perdido por ensayar. O las horas de estudio cambiadas por llamadas para poder tocar en lugares donde no te van a pagar.

Y es que nada es fácil, menos aún en la música, por mucho que te digan que puedes ser el nuevo este o el heredero de aquel. Ningún medio o bloguero va a hacer que alguien triunfe (viva de esto) solo por nombrarte en un artículo, tuit o ‘story’ de Instagram. Por encima de lo que a uno le digan, incluso por encima del talento que uno pueda tener, están el trabajo, la constancia y la suerte. Y el hecho irrefutable de que tener espejos para mirarse no cambiará una cosa: que el reflejo siempre será el de uno mismo.

Gráfico de Izania Ollo.

 
Varry Brava, Kracauer, Second, Nunatak, Arde Bogotá y Viva Suecia

Varry Brava, Kracauer, Second, Nunatak, Arde Bogotá y Viva Suecia