The Aristocrats: «Desmotiva mucho mirar a las primeras filas y solo ver ‘zombis del móvil’»

 
Los tres componentes de The Aristocrats: Marco Minnemann, Bryan Beller y Guthrie Govan. / PROMO

Los tres componentes de The Aristocrats: Marco Minnemann, Bryan Beller y Guthrie Govan. / PROMO

 

El trío de rock instrumental presentará el 10 de febrero su cuarto disco, ‘You know what…?’, en el Garaje Beat Club de Murcia; el guitarrista del grupo, Guthrie Govan, nos detalla las novedades del nuevo álbum y su experiencia como músico en las giras del compositor de bandas sonoras Hans Zimmer


El supergrupo The Aristocrats, formado por Bryan Beller, bajista de Steve Vai; Marco Minnemann, batería de Joe Satriani, y Guthrie Govan, músico habitual de las giras del compositor de bandas sonoras Hans Zimmer y guitarrista en grupos como Asia, GPS, The Young Punx y The Fellowship, repetirá visita a Murcia –ya protagonizó un concierto sobresaliente en 2016– el lunes 10 de febrero en el Garaje Beat Club. La cita forma parte de su gira española, en la que ya han pasado por Bilbao y Madrid, y también lo harán por Sevilla (9 de febrero), Murcia, Valencia (día 11) y Barcelona (día 12), para presentar su cuarto disco, ‘You know what…?’, en el que, como siempre, tiene cabida desde el rock progresivo y metal hasta el jazz, el funk e incluso el flamenco. Gran oportunidad para poder ver en vivo a tres verdaderos maestros con sus instrumentos, que si ya individualmente destacan por sí solos, la química entre ellos sobre el escenario lleva la música a otro nivel. Hablamos con Guthrie Govan (Essex, 1971) sobre las nuevas canciones, el papel de la guitarra en la actualidad, la extraña necesidad del público de grabar con el móvil durante las actuaciones y cómo es tocar junto a otros 70 músicos las bandas sonoras de Hans Zimmer.   

–‘You know what…?’ es ya vuestro cuarto álbum de estudio. ¿Qué nos puedes contar sobre él?

–En muchos aspectos es una combinación natural de nuestro viaje hasta ahora. Hemos tocado juntos mucho desde que formamos la banda. Durante el proceso, hemos llegado a entendernos mejor como músicos y hemos desarrollado algunas ideas más aventureras sobre las posibilidades del trío. Siempre que emprendemos el proceso de hacer un disco nuevo, intentamos sorprendernos y explorar nuevos territorios musicales, en vez de tratar de dar con una fórmula y repetirla. Este álbum todavía suena mucho como ‘nosotros’, pero creo que el nuevo material trae algunas bonitas sorpresas estilísticas para aquellos que nos han seguido durante toda nuestra carrera. Y este es nuestro disco que mejor suena hasta ahora, en términos de grabación y producción.    

–Entre vuestro anterior trabajo, ‘Tres Caballeros’, y el nuevo disco transcurrieron cuatro años. ¿Fue algo planeado o simplemente se trató de un parón por vuestros diferentes proyectos musicales?  

–El parón simplemente sucedió así. Para nada era algo planeado. Cada uno tenemos nuestras otras obligaciones musicales, por lo que mantener la dinámica del trío siempre depende de mirar nuestras agendas y encontrar un hueco en el que todos podamos dedicar el tiempo a The Aristocrats. En otras palabras, que la longevidad del trío viene simplemente del hecho de que todos nos preocupamos por él. ¡Solemos describirlo como nuestro bebé en las entrevistas! Por lo que todos elegimos priorizarlo tanto como podemos, y que también nos deje abierta la posibilidad a cada uno de salir de gira y grabar discos. Después de hacer el último álbum, simplemente pasó que nos llevó un poco más de tiempo de lo normal alinear nuestras agendas, pero para ser honesto, el parón fue probablemente algo positivo. Cuando nos reunimos en el estudio para grabar ‘You know what…’, todos sentíamos una verdadera energía positiva y muchas ganas de empezar.

 

–Hay una de las canciones, ‘Spanish Eddie’, con un claro toque de flamenco. ¿En qué os inspirasteis?

–Realmente no lo sé. A veces la música solo sucede y es mejor no sobreanalizar de dónde viene. Componer puede ser a veces un proceso bastante abstracto. Mi motivación suele venir del deseo de escuchar ciertos elementos musicales combinados de una manera que no puedo encontrar en ningún otro sitio. En el caso de ‘Spanish Eddie’, supongo que debí sentir un extraño deseo de escuchar una versión de una canción de metal progresivo con toques de flamenco. En general, tengo un gusto bastante ecléctico a la hora de escuchar música, por lo que la idea de combinar elementos que aparentemente no pegan mucho es bastante normal para mí.

–The Aristocrats es una de las bandas de rock que demuestran eso que a veces se dice de broma al escuchar a un grupo, que «el cantante sobra». A la hora de componer las canciones y al ser solo un trío, ¿cómo encontráis una ‘voz’ en vuestra música? 

–Muy de vez en cuando, una de nuestras canciones empezará con una letra –‘When we all come together’, de Marco–. Pero para la mayoría creo que somos muy conscientes de nuestra paleta de sonidos, que nos da la libertad de centrarnos en simplemente componer música que pensamos que sonará bien cuando la toquemos con nuestra particular instrumentación de trío. En este tipo de bandas, lo típico es que la guitarra actúe como una especie de cantante, pero tenemos canciones en las que el bajo también lleva gran cantidad de contenido melódico. Me fascina tratar de expresar tanta información armónica como sea posible en los arreglos para trío, por lo que suelo escribir canciones en las que la responsabilidad melódica pasa del bajo a la guitarra.

–¿Qué puede esperar el público de vuestro concierto en Murcia, aparte de animales de goma sobre el escenario? Todas las crónicas dicen que la banda dejó muy buenas sensaciones en su anterior visita a la ciudad.

–Bueno, a los fans de nuestros animales de goma les gustará saber que se unirán una vez más a nosotros en la gira. Aparte de eso, todo lo que puedo decir es que mezclaremos las canciones del nuevo disco con algunos clásicos. Nos lo pasaremos muy bien sobre el escenario y espero que seamos capaces de compartir esa diversión con el público. Lo estamos deseando.   

 
 

–Siempre se dice que la química entre los músicos no es algo predecible, aunque a veces suceda casi de forma automática. ¿Cuál fue tu impresión inicial la primera vez que compartiste escenario con Bryan Beller y Marco Minnemann?

–La verdad es que acabamos juntos por accidente. En 2011, Bryan y Marco tenían que tocar un concierto de 30 minutos como trío en el NAMM –una de las mayores convenciones y expos de la industria de la música–, en Anaheim (California), y el guitarrista original tuvo problemas de última hora de agenda, por lo que contactaron conmigo por internet y me invitaron a unirme. Tan pronto como empezamos a tocar juntos notamos una cierta química natural en la manera en la que interactuamos musicalmente. Por lo que nos dimos cuenta de que había mucho potencial en esa combinación de tres personas. Y unos meses después ya estábamos en un estudio en Chicago grabando nuestro primer álbum. Y el resto, como se suele decir, es historia.

–Además de la química, otra parte importante es el tema de la improvisación. ¿Piensas que se trata de una habilidad natural?

–Solo puedo hablar desde mi experiencia personal y decir que la música es, en esencia, un lenguaje, por lo que improvisar es básicamente como tener una conversación, en lugar de recitar un discurso preparado de antemano. Para mí es algo muy natural, pero llevo improvisando con la guitarra desde que era muy joven. Supongo que lo he hecho muchas veces. Es posible que haya gente que se sienta de forma natural atraída por la idea de improvisar con un instrumento musical, pero solo la fascinación no les hará grandes improvisadores. La facilidad necesaria surge de todas las horas que pases perfeccionando tu habilidad, independientemente del talento innato con el que hayas sido bendecido. 

Instinto para improvisar

–Entonces, ¿es algo que se debería enseñar más en las academias y conservatorios?

–Creo que simplemente alentar el instinto para improvisar puede ser más importante que enseñarlo ‘per se’. De todos los músicos que he conocido, a los que más les aterra improvisar suelen venir de ámbitos más académicos y disciplinados, como es la música de orquesta. Desde que empiezan a tocar, es como si se desanimara a los alumnos de música clásica a que intenten improvisar para que solo se centren en realizar una interpretación precisa de un repertorio ya existente. Me gusta pensar que todos empezamos con un pequeño instinto para la improvisación. Como dije antes, estás todo el tiempo improvisando cuando tienes una conversación con alguien, por lo que alguno de los mismos instintos seguro que funcionan cuando alguien improvisa con un instrumento. Pienso que es probable que todo tenga que ver con sacar partido de algo que está en nosotros de forma natural.

–¿Cuál sería tu ‘top 3’ de guitarristas de todos los tiempos?

–No me gusta responder a este tipo de preguntas. Podría nombrar como mi ‘top’ a Jimi Hendrix, a Django Reinhardt, a Allan Holdsworth… Pero esa noción de ‘ranking’ me hace sentir incómodo. Cada gran artista tiene un mensaje único e identidad que expresar, por lo que tengo problemas para elegir a mis favoritos.

–Matt Bellamy, de Muse, dijo hace unos años que «la guitarra se ha convertido en un instrumento que aporta texturas en lugar de ser el elemento principal». Bueno, y que los solos de guitarra no molan. ¿Qué opinas?

–Eso suena a simplificar demasiado, pero para ser justo, imagino que lo diría pensando dentro de los límites de un género concreto. Para mí, la guitarra es solo un instrumento, y uno muy versátil, por lo que se puede usar para lo que quieras. También soy cauteloso con ese tipo de afirmaciones de que los solos de guitarra están muertos. Si viajas por Estados Unidos y sintonizas cualquier emisora de radio que pone música country moderna, escucharás muchos solos de guitarra, ¡y algunos muy buenos! Y el tema de si son ‘cool’ o no es algo totalmente subjetivo. Es interesante señalar que el potencial de la guitarra eléctrica como un instrumento que aporta texturas en el pop está muy extendido a través de grandes innovadores como Andy Summers (The Police), The Edge (U2), Johnny Marr (The Smiths)... ¡Y esos guitarristas desarrollaron su voz musical en un periodo en el que cada músico de heavy intentaba aprender los ‘licks’ pirotécnicos de Van Halen! El hecho de que estos diferentes enfoques podían coexistir demuestra la polivalencia de este instrumento. Quizás es injusto o equivocado tratar de definir su evolución en términos de una única trayectoria basada en una moda.

–Lo que sí parece es que el pop y el hip hop han superado al rock como género más popular o dominante. Hay muchos ‘entendidos’ que ya hablan casi despectivamente del rock como algo del pasado.

–A finales de los 70, era un chico que pasaba el rato en las tiendas de guitarras y aún recuerdo a algunos de los clientes más mayores que se lamentaban de que la guitarra estaba acabada y reflexionando sobre que era una pena verme a mí perdiendo el tiempo con un instrumento del pasado, cuando la música del futuro sería claramente pop basado en el teclado. Entonces, por supuesto, llegaron los 80 y el vocabulario y el perfil de la guitarra eléctrica se extendió de forma espectacular. Quizás todo es cíclico. En cualquier caso, no estoy seguro de que eso de género dominante en la música sea tan importante como antes. La aparición de internet cambió cada aspecto de la cultura de manera tan radical que quizás es difícil hacer una comparación realmente significativa entre la coyuntura de la música actual y la de hace décadas.

–No solo internet, también los ‘smartphones’ lo han cambiado todo. Leí en una entrevista que odiabas que la gente grabara de forma casi obsesiva los conciertos con sus móviles. Pero, ¿existe alguna solución? ¿Conciertos libres de móviles o con algunas restricciones? ¿Tecnología que impida hacer fotos o grabar vídeos?   

–No tengo ni idea. En realidad no puedes controlar a la gente sin convertirte en ‘el tío malo’. Y cuando el público ha pagado por una entrada, puedo entender que no quieran que nadie les diga cómo pasárselo bien. Por otro lado, estoy convencido de que esas personas adictas a los móviles se pierden la mejor parte de la experiencia del concierto y supongo que lo único que se puede hacer es intentar educarlos. En nuestros ‘shows’, siempre pedimos educadamente al público que no graben de forma obsesiva y que se unan a nosotros, para que estén presentes y formen parte del momento especial que tratamos de crear. ¿Qué más se puede hacer?


La aparición de internet cambió cada aspecto de la cultura de manera tan radical que es difícil hacer una comparación realmente significativa entre la coyuntura de la música actual y la de hace décadas
— Guthrie Govan

–El problema radica en que la gente no quiere que los demás saquen sus móviles, pero para poder hacer ellos mejores fotos. ¿Qué siente un músico cuando mira al público y solo ve lucecitas de ‘smartphones’ en lugar de caras?  

–No puedo hablar en nombre de todos los artistas, pero supongo que habrá algunos a los que no les importe en absoluto, mientras que a otros sí, pero intentan ocultar sus sentimientos por miedo a provocar el rechazo de su público. Y algunos, como es mi caso, lo odiamos. Para mí, el ambiente en un concierto debería representar un intercambio de energía y es infinitamente mejor cuando se siente que todo el mundo está presente. La forma en la que se interpreta la música en vivo es hasta cierto punto alimentada por la energía que se recibe del público, y ver que las primeras filas están plagadas de ‘zombis del móvil’ no es la experiencia más inspiradora y estimulante (risas). 

–La primera vez que me fijé en un guitarrista llamado Guthrie Govan fue tras ver un solo alucinante en ¡‘Piratas del Caribe’! y haciendo ‘slide’ en ‘Interstellar’,  junto al compositor Hans Zimmer. ¿Cómo de diferente es tocar bandas sonoras de películas a hacerlo en un grupo de rock?

–De hecho, hay un sorprendente ‘feeling’ de rock tocando en la banda de Hans Zimmer. ¡No me imagino a ningún otro compositor de películas de Hollywood invitándome a ‘hacer lo mío’ en ese contexto! Dicho esto, por supuesto que es una experiencia diferente. Cuantos más músicos hay en el conjunto, requiere una mayor organización y disciplina para que no se convierta todo en un caos. Necesito ser más preciso en lo que toco y cuando lo toco. Integrar lo que yo hago dentro de la música de Hans Zimmer también fue un reto en el sentido de que nadie me dijo lo que tenía que tocar, y todas sus bandas sonoras sonaban ya geniales sin una guitarra, mucho antes de que yo apareciera, por lo que elegir el sonido y el enfoque adecuado para cada parte del repertorio era muy importante.  

 
 

–¿Alguna vez imaginaste que un día tocarías en el festival de Coachella, probablemente el más conocido en el mundo junto a Glastonbury, con una orquesta? 

–¡Claro que no! (Risas). Creo que ni el propio Hans Zimmer se esperaba verse un día allí, pero fue una experiencia increíble. Él mismo lo describió, de una forma surrealista, como «llevar la orquesta al desierto», y fue algo único y memorable tanto para los músicos como para los festivaleros.   

–Cada vez hay más músicos de rock que se convierten en compositores de bandas sonoras (Trent Reznor, Jonny Greenwood, Nick Cave…). ¿Te gustaría probar algún día?

–Me gustaría intentarlo. Dicho esto, he tenido ya suficientes conocimientos entre bastidores del mundo de la composición de bandas sonoras para saber que requiere una habilidad diferente a componer otros tipos de música. Es algo tan entrelazado con el argumento de la película, que es completamente distinto a simplemente componer música. No sé si sería bueno, pero supongo que solo hay una forma de descubrirlo. ¡Ojalá que algún día surja la oportunidad!